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La imaginación y la palabra se apoderaron del Born de Palma. La XXI Fira del Llibre empezó ayer su andadura hasta el próximo 8 de junio entre novedades y grandes clásicos. Un pregón centrado en la figura de Francesc de Borja Moll y en la defensa de la lengua, encargado y leído por Miquel López Crespí, abrió las actividades de la jornada. «Francesc de Borja Moll nos ha ayudado a conservar la palabra y, también, el espíritu de lucha en unos tiempos oscuros», afirmó López. Unos tiempos actuales porque «ahora mismo, a pesar de los avances que se han hecho en el campo de nuestra normalización lingüística y cultural, debemos tener siempre presente el espíritu de resistencia continua de nuestro gran filólogo». Para López Crespí, «para esparcir la ceniza que todavía planea sobre nuestros signos de identidad, nada más poderoso que la obra vital, gigante, de Moll». Aunque, por encima de todo, el escritor destacó la necesidad de recuperar «el uso social del catalán».

Maria Antònia Alzina curioseaba entre los libros mientras los políticos paseaban por los expositores. «Estoy buscando algo sobre los peces de las Islas porque soy una amante de la pesca», aseguró. Entre sus manos, «Peixos de les Illes Balears», de Xavier Mas y Xavier Canyelles. «Todavía no me he decidido». Era la primera vez que acudía a la Fira. «En un principio había pensado ir a una librería pero creo que aquí tengo todo lo que quiero a mano». Cerca de Alzina, Joan Fageda, alcalde en funciones de Palma, se despedía de la feria como primer edil de la ciudad. «Ha sido un honor participar en este acontecimiento». El catalán se convirtió, sin querer, en uno de los protagonistas de la inauguración. Pere Sampol, vicepresidente en funciones del Govern, habló, también, de la necesidad de aumentar «el uso social» de la lengua. «Ahora más que nunca hay que llevar a cabo una militancia lingüística y política» del catalán. Maria Antònia Munar, presidenta en funciones del CIM, destacó la necesidad de realizar «un esfuerzo institucional y social para que la lengua se reconozca más». López Crespí, por su parte, regresó a Moll para lanzar una advertencia: «Él fue el que más hizo para acabar con la desmemoria y las cenizas que planeaban sobre nuestros signos de identidad».

Los curiosos, los compradores y los turistas buscaban algún ejemplar que llevarse a su casa. Luisa Cardenal se paseaba con «Q de quién», de Sue Grafton. «Lo acabo de comprar». Cardenal seguía mirando otros libros porque tenía decidido adquirir alguno más. «Me encanta venir a la feria porque están las últimas novedades y cualquier obra que busques». A su lado, Miquela Serra, presidenta del Gremi de Llibreters, pedía «algunas nubes y nada de lluvia» para lograr que la gente dejara la playa y se acercara al Born. El sol se convirtió, sin embargo, en el primer protagonista de la jornada. Un hecho que no pareció desanimar a los ciudadanos ya que, muchos de ellos, se acercaron hasta el centro de Palma. Francisca Bennàssar, regidora electa; Carme Feliu, concejala de Cultura del Ajuntament de Palma; Miquel Ramis, delegado del Gobierno; y Llorenç Huguet, presidente de Sa Nostra, disfrutaron del buen día en la mejor compañía: los libros.