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Una obra de teatro sobre un personaje de novela. «La caja de Pandora», con textos de Antonio Martínez Cerezo y dibujos de Manuel Coronado (Edi. Pictografía), es esto y mucho más. Es un libro de artista, aunque el pintor prefiere describirlo como volumen de «dioses y hombres».

Manuel Coronado (Àguilas, Murcia, 1942), protagoniza junto a Pandora, durante tres días de carnaval, un libro que al autor define como «una obra total en la que hay novela, teatro, cine, poesía, una fusión de todos los géneros». El escritor Antonio Martínez Cerezo (Murcia, 1943) describe al pintor, que llegó a Mallorca cuando tenía siete años, como un ser muy «divertido, que siempre interpreta su propia novela con visos de realidad» y asegura que a Coronado le suceden cosas que no le «pasan al resto de las personas». Como la pintura de Coronado es una «fantasía total», el escritor tampoco quiso hacer «una monografía», «sino que lo que el personaje necesitaba era un tratamiento fantasioso literario en el que se pudiera expresar».

El «hilo conductor era común para ambos, abrir la caja de Pandora, aunque cada uno trabajó de manera independiente», señala Martínez Cerezo. Al final, palabras y pintura se unen para, como dice Coronado, mostrar al público que «la realidad acaba donde empieza el arte».

La acción transcurre durante los carnavales de un pueblo mediterráneo, esos días que ofrecen «la libertad de ser lo que uno quiere, carnaval es permisivo». Lo dice un pintor que ha hecho de la máscara uno de sus motivos iconográficos: «¡He visto tantas máscaras!, pero no juzgo, soy anarquista por la gracia de Dios, cuando era joven me indignaba, quería un mundo mejor, ahora pienso que matamos a un dictador para poner en su lugar a unos negociantes», asegura. La energía vital de Coronado es inagotable y en la conversación tan pronto habla del arte como de la vida, que suelen ir juntas: «Me quedo con la belleza, que es la esperanza, lo más sencillo». Finalizamos robándole otra frase: «Sigo pintando porque amo a la gente».