El escritor a través de sus recuerdos. Baltasar Porcel con Llorenç Villalonga.

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«No es una biografía ni un estudio sobre su obra», dice Antoni Planas sobre el libro «Baltasar Porcel. La novel·la de la vida», que hoy, a las 18.30, se presenta en la Fira del Llibre del Passeig des Born. El periodista, responsable de la sección de cultura de Ultima Hora, apunta que «he enmarcado su obra literaria dentro de su vida, que influye en todos los autores, pero en el caso de Porcel es muy evidente».

momento -Villalonga, Llompart- estaban muy influidos por la generación del 27.

Planas explica al lector los porqués de cada uno de los libros del escritor de Andratx y cómo «su profesión -él ha dicho siempre que es el periodismo-, su vida social y política, todo esto influye en su obra literaria». Planas asegura que Porcel no es el personaje «altivo y frío» de su imagen pública, al contrario, «tiene una gran riqueza humana». ¿Por qué, entonces, ofrece esa apariencia distante? «Le han atacado mucho, por eso se ha creado una máscara de autodefensa, y seguramente también porque dice las cosas tal como las piensa, dice lo que piensa». Personalidad que ha desatado amores y odios, «en Mallorca se le envidia, tal vez porque ha sido uno de los pocos escritores que se ha ganado la vida muy bien y eso es difícil de digerir».

En cuanto a la calidad de su literatura, por la que esta semana recogió en París el Prix Mediterranée, Planas afirma que es «indiscutible, de los mejores escritores de la segunda mitad del XX en catalán, fue rompedor». «Aquí, a finales de los cincuenta, irrumpe con un tipo de literatura distinta a la que arrastraba la Escola Mallorquina; Blai Bonet fue el primero en romper y Porcel aportó una violencia tumultuosa, un espíritu de universalidad; creó el mito de Andratx, universal, que luego abandona porque él también evoluciona».

Tras ganar un Ciutat de Palma de Novel·la, abandona la Isla «porque en Andratx se siente prisionero y en Palma encuentra un ambiente provinciano». Fiel al catalán, curiosamente «se hace catalanista en Mallorca» cuando los autores del siente tan próximo a un turco como a un francés o un castellano, su literatura aborda temas universales, el ser humano y sus problemas, y sus referentes son los clásicos griegos y catalanes del Mediterráneo; muchas de sus obras parten de estos mitos clásicos».

Como escritor, «el Mediterráneo ha sido siempre su marco; él dice que se

En esta «novel·la de la vida», editada por Lleonard Muntaner, que se construyó a través de muchas conversaciones, el lector encontrará otros aspectos que aquí recuerda su biógrafo. Por ejemplo, que «políticamente ha hecho apuestas que han salido ganadoras». ¿Ha tenido ojo, visión política? «Ojo o suerte». Pujol, Tarradellas, el Rey. En don Juan Carlos «se volcó cuando le conoció». Porcel asegura que «el Rey y Pla son las personas más inteligentes que ha conocido». Entre los escritores, de Josep Pla, con quien tuvo sus más y sus menos, «dice que aprendió mucho; una de las cosas que cuenta es que Pla le recomendó que las cosas que tenía que hacer debía hacerlas lo mejor que pudiera». Lección que parece que aprendió porque, literariamente, «es ambicioso y con gran capacidad de trabajo».

Luchador antifranquista en las filas de la izquierda que acabó asesorando a Pujol, Planas le define como «un independiente que ha defendido las cosas en las que ha creído». Y pone el ejemplo de que en Balears, en los últimos cuatro años, «ha apoyado» la política cultural del conseller d'Educació i Cultura Damià Pons. Intenso y controvertido, novelista, ensayista, periodista, columnista, autor de teatro, guionista... a buen seguro que este libro sobre su vida y su obra despertará la curiosidad del público interesado por la literatura y por la historia de este país. Como sucederá con la novela que está escribiendo.

La pasada semana, con motivo del premio europeo que acaba de recibir, Porcel nos decía que su última novela, en la que trabaja, transcurre en la Mallorca de los últimos cincuenta años. ¿Correrá la sangre?, le preguntamos con un poco de maldad. Él aseguró que en absoluto.