Una señora que nunca ha tocado «lo de abajo», como lo llama ella, o
una mujer que no ha visto su vagina. «Los monólogos de la vagina»
recorren «la relación de la mujer con su cuerpo» a través de
catorce personajes diferentes, siempre mujeres, que hablan «del
sexo desde el punto de vista femenino», según Maite Merino,
productora y protagonista junto a Magdalena Broto de la obra. El
montaje se representa hoy y mañana en el Auditòrium.
De una manera «directa y natural», los diferentes personajes
narran su relación con la vagina. «Las protagonistas representan a
varios estereotipos de mujeres de estratos sociales diversos, de
ahí que cualquiera pueda sentirse identificada con alguna de las
escenas que se representan». La «educación judeocristiana» ha
conducido a que «las mujeres se comporten de una determinada
manera», un hecho que muestra sus variantes en la obra a través del
humor.
Eve Ensler, la autora de la pieza, entrevistó a más de 200
mujeres para realizar el texto. El resultado se convirtió en una
lectura dramatizada que representó en Londres. Allí, Merino vio la
historia y decidió comprar los derechos. «La versión es fiel al
texto de Ensler pero hemos dejado de lado la lectura dramatizada».
A través de «extractos de canciones de jazz y del cambio constante
de los zapatos de las protagonistas», las diferentes escenas cobran
vida, ganando en «movilidad». Además, también se han acortado las
introducciones.
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