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Una colección de 10 cuadros de época barroca han sido depositados en el Museo de Mallorca por su propietario, un coleccionista privado que prefiere no hacer pública su identidad. Entre las obras, destaca una pintura inédita del mallorquín Guillem Mesquida (Palma, 1675 - 1747). Las obras proceden de una casa noble mallorquina cuyos dueños han hecho el depósito «sin contrapartida ni condición ninguna», explicó ayer Joana Maria Palou, directora del Museo.

Los cuadros, de gran formato y tema religioso o mitológico, deberán ser sometidos a una limpieza y restauración. Pero, incluso antes de acometer este trabajo, probablemente este verano, el centro los expondrá «tal cual están ahora y los presentaremos como una pequeña colección» en una de las salas de la planta noble del edificio, las que acogerán la sección de Bellas Artes y para las que la directora prepara una completa remodelación.

Estas piezas, señalaba ayer Palou, nos permitirán conocer el patrimonio artístico de procedencia civil y privada al que los investigadores han tenido más dificultades de acceso. «Mientras estén depositadas en el Museo, tanto el público como los estudiosos las tendrán a su alcance». Palou fue quien descubrió que esta representación de la Piedad de la que hablamos era un «inédito» de Mesquida «por sus características inconfundibles», aseguró. «También la ha visto, y corroborado mi idea, Marià Carbonell, experto en la obra de Mesquida» y comisario de la antológica del pintor que acogió el Casal Solleric en 1999.