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NICO BRUTTI
La impuntualidad, ese enorme defecto del rock & roll, también caracterizó ayer el inicio del concierto del grupo mexicano Maná por mucho que sus seguidores, tras los primeros acordes de «Angel de amor», se olvidaran de la espera. La hora anunciada, las 22.00, se retrasó 45 minutos. Miles de personas, unas 15.000 según la organización, se desplazaron al Aquapark de Magalluf para escuchar en directo a un grupo que, por primera vez, actuaba en la Isla.

Los Maná se habían aprendido unos saludos en catalán, detalle que siempre queda fetén, aseguraron sentirse encantados de visitar el Mediterráneo, y siguieron con sus éxitos, «Oye mi corazón» y «Déjame entrar», «Cuando los ángeles lloran». Una hermosa y fresquita noche recibió a este grupo que vino de gira con su «Revolución de amor tour» demostrando organización de nivel internacional. Buen sonido, buena iluminación, dos pantallas gigantes en la que se proyectaban imágenes de vídeos y un escenario enorme decorado sólo con telones al fondo. Ellos vestidos de negro.

La gente fue calentando poco a poco, un público con mucha presencia femenina que vio como sus ídolos llegaban al Acuapark sobre las 09'45 de la noche y saludaron a las más afortunadas antes de entrar en boxes. !Viva Mallorca! era una de las frases entre canción y canción del cantante de larga melena que enamora a la chicas con sus letras en las que la veterana banda conjuga sentimientos de amor y sensibilidad social.