María Rosa García García (así es como se llama la 'Niña
Pastori') empezó el concierto con la canción «Válgame Dios», una
extraña filigrana situada entre estilos tan dispares como el
flamenco y e chill out. La artista, de esta manera, dejó claro
desde el principio por qué está considerada uno de los máximos
exponentes del flamenco fusión. Junto a temas como éste, los
asistentes también pudieron disfrutar de momentos de un flamenco
más clásico, más esbelto. Era entonces cuando el público acompañaba
la música con palmas y dejaba escapar algún que otro olé.
Entre el gentío había personas de todas las edades. Familias que
querían disfrutar de las fiestas de la localidad con sus hijos,
parejas de ancianos sentadas en los terrazas de los repletos bares
y grupos de turistas con más bien poca gracia a la hora de seguir
la música. De entre todos, los más numerosos eran los jóvenes.
Muchos de ellos, adictos a la música de la gaditana, recitaban las
canciones de memoria, jaleando a la artista constantemente y
haciéndose notar en la zona más próxima al escenario.
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