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PAU CAVALLER
Son pocas las ocasiones que tiene el público mallorquín para escuchar algunas de las más grandes voces operísticas del mundo. Una de estas oportunidades se dará el próximo 24 de septiembre en el Auditòrium de Palma. Será entonces cuando la batuta del maestro Peter Guth dirigirá a artistas de la talla del tenor René Kollo y del bajo Kurt Rydl. Acompañados del Cor del Teatre Principal en las voces y la Orquestra Simfònica de Balears en la música, pondrán en escena la opereta «La viuda alegre», del compositor Franz Lehar.

Danilo, papel interpretado por Kollo, es un auténtico vividor que está enamorado de una viuda adinerada. Su enrevesada historia de amor servirá para conmemorar el décimo aniversario de la Asociación Austríaca de Amigos de Mallorca. No es éste el primer concierto que organiza la entidad presidida por Joseph Egger, cuya finalidad es la de promover las relaciones entre Mallorca y Àustria. La obra, de la que se eliminarán los diálogos, es una de las operetas más representadas en todo el mundo. Mientras los solistas interpretarán la obra en alemán, el coro hará lo propio en catalán. En palabras de Francesc Bonnín, director del coro, «esto no tiene porque resultar un problema. Se mantiene la estructura principal de la obra, lo musical, por lo que de esta experiencia puede salir algo bonito. René Kollo es uno de los más grandes intérpretes de música wagneriana. El austríaco equipara su labor a la de un trapecista. «La voz de un tenor es algo muy elaborado y frágil. Es por ello que todo puede salir perfecto pero también cabe la posibilidad de fallar», dice.

Observando el historial del artista, ha trabajado con directores de la talla de Karajan o Bernstein y actuado en los escenarios más prestigiosos. Nadie diría que en sus inicios también se dedicó a cantar en un grupo de música pop. «Lo hice cuando era más joven para poder pagar mis estudios», comenta. Bajo la batuta de Peter Guth girará «La viuda alegre». No es la primera vez que el director trabaja en el Auditòrium, pues ya lo hizo hace ocho años con una pequeña orquesta. «Tengo interés por saber cómo sonará con una más grande, ya que creo recordar que la acústica de la sala es muy buena», asegura. Este director es miembro de honor de la Ópera de Viena, privilegio que comparte con Kollo. Su labor no se limita a la dirección, ya que también toca el violín. Cuando la ocasión lo requiere, como en el caso de muchas piezas de Strauss, Guth se une a la orquesta cambiando la batuta por el arco.