La bailarina Amelia Llop, durante su actuación. Fotos: TOMÀS MONSERRAT

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Tan multitudinario como muchos de sus actos, el décimo aniversario de la Fundació la Caixa y el centenario del edificio que la alberga, el emblemático Gran Hotel modernista, congregaron a un numerosísimo público que llenó de fiesta y de música la Plaza Weyler. Políticos, artistas, hoteleros, empresarios, docentes, directores de medios de comunicación y usuarios de la programación de la Fundació. La sociedad mallorquina estuvo ayer en el Gran Hotel para disfrutar del doble cumpleaños, un acto en el que no faltaron las expresiones artísticas y una presencia constante del movimiento modernista. La cita fue a las 20.00 horas y los primeros asistentes, puntuales, esperaban en la plaza, entre saludos y animadas conversaciones, a que se abrieran las puertas para hacer un recorrido por el interior del edificio y contemplar las tres exposiciones recientemente inauguradas con motivo del evento, muestras gráficas que recuerdan la actividad cultural de la Fundació La Caixa en Mallorca en los últimos 10 años; el proceso de rehabilitación del edificio y la historia del modernismo en Europa.

Mientras algunos aún no habían acabado el recorrido, que transcurría despacio, en el vestíbulo del Gran Hotel tenía lugar la primera de las actuaciones, la de la bailarina Amelia Llop, que sorprendió con un fragmento de danza contemporánea. Titulado «Homenatge a Lois Fuller», el espectáculo estaba montado con música de Arnold Schonberg. Fuera de la construcción modernista, ligada a la historia y a la cultura balear, fue el lugar para la poesía y la música. Los actores Miquel Angel Torrens y Francisca Bennàssar leyeron unos fragmentos del escritor Miquel dels Sants Oliver sobre el Gran Hotel y sobre el modernismo. Finalizado el tiempo de la literatura llegó la música contemporánea con el quinteto de viento Psicofonies, que interpretó a Darius Milhaud, Jacques Ibert y Claude Debussy.

Las manifestaciones culturales en el exterior se combinaron con un cóctel, bebida para aguantar los calores, y canapés. Finalmente, unas 130 personas cenaron en el interior del Gran Hotel. Los anfitriones de la fiesta fueron el delegado general de la Caixa en Baleares, Francisco José Conrado de Villalonga, y Jaume Martorell, director de la Fundació desde sus inicios. Con ellos, Francesc Tutzó, presidente del consejo general de la entidad bancaria en Balears. Las autoridades políticas precedían la comitiva que ascendía por la escalera interior, seguida del público, visitando las exposiciones. Al frente, Maria Antònia Munar; presidenta del CIM; Catalina Cirer, alcaldesa de Palma; Pere Rotger, president del Parlament; Miquel Ramis, delegado del Gobierno; Francesc Fiol, conseller de Cultura del Govern; Miquel Nadal, vicepresidente del CIM; Dolça Mulet, consellera de Cultura del CIM; Miquel Àngel Flaquer, conseller d'Economia del CIM; Bartomeu Barceló, fiscal jefe; Rodolfo Araújo, concejal de Cultura de Cort; Catalina Sureda, directora general de Cultura del Govern, el rector de la UIB, Avel.lí Blasco y Ferran Perelló, presidente del Cercle Financier. Pero hubo más invitados, como los empresarios Pere Cañellas, presidente de la Federación Hotelera; Pere A. Serra, presidente editor del Grup Serra; Juan José Hidalgo, de Globalia; Josep Oliver, de la CAEB, o Miquel Ramis, hotelero y alcalde de Muro, Ferran Porto, y Gabriel Escarrer y Simón Pedro Barceló, de los grupos Sol y Barceló, respectivamente.