El general y Herodes, en plena discusión.

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Quien se enfrentó ayer en Ses Voltes por primera vez a la «Adoració dels Tres Reis d'Orient», de Llorenç Moyà, probablemente se sorprendió al descubrir una Sibil·la que cantaba a ritmo de flamenco y que leía la buenaventura a los espectadores. Fue la sorpresa más destacada de una velada en la que sobresalió el buen hacer de Herodes y, sobre todo, el buen tiempo, que hizo que un numeroso público se decidiera a asistir a la representación. Ningún problema técnico y una escenografía original, basada en un trono situado a una altura considerable, permitieron que la obra se desarrollara a la perfección y sin incidentes. Cada uno de los actores supo estar en su lugar y demostró que podrían dedicarse a las tablas si quisieran. Pocos errores y pocas intervenciones del Mestre de Cerimònies, el apuntador.

Las 'morcillas' se centraron, sobre todo, en el mundo de la política. El intercambio de puyas entre unos y otros fue constante, sobre todo entre Guillem Ginard, de UM, Lorenzo Bravo de UGT y María Costa, del PSM. Dos bandos contrarios que lucharon encarnizadamente en defena de sus intereses. El tren a Manacor, el soterramiento del Passeig Marítim, la ubicación del futuro hospital en Son Espases o la retirada de la ecotasa fueron algunos de los temas estrellas, al igual que Bush y su autoritarismo a nivel mundial. Pere Ollers se centró en la preservación del patrimonio criticando la proliferación de aparcamientos en Palma ypidiendo la protección de las torres del Temple y, Francisca Garcías, el otro Doctor de la Llei, instó a las autoridades a echar una mano a la investigación científica.

Fue una mañana soleada en la que Herodes decidió invitar a todos los espectadores a participar, el próximo 14 de febrero, a la manifestación convocada por el GOB contra la política del PP en materia medioambiental, una invitación que se recibió con una fuerte ovación. Precisamente, las críticas más aplaudidas por el público fueron las que se vertieron contra el PP y UM. El resto, pasaron más desapercibidas. Al final, un merecido aplauso recibió a los actores y actrices que, por un día, dejaron sus obligaciones y se lanzaron al escenario sin miedo. El resultado, una «Adoració» muy divertida que encandiló a todos.