Los técnicos de Patrimonio Histórico del CIM y los expertos en
arqueología y prehistoria de la UIB, Josep Enseyat y Víctor
Guerrero, acudirán el martes al yacimiento de Son Matge
(Valldemossa) para comenzar a valorar los desperfectos ocasionados
el pasado jueves por el desprendimiento de una gran roca y varias
toneladas de tierra y hacer un informe pericial. También se tendrán
que hacer sondeos manuales para calibrar la importancia de los
desperfectos en la necrópolis talayótica.
Los sondeos, apuntaron desde el CIM, tendrán que ser a mano,
«con pico y pala si es necesario». Se da la casualidad de que Josep
Enseyat y Víctor Guerrero tenían previsto retomar las excavaciones
en el yacimiento y habían elaborado un plan, pero, ahora, dijo ayer
Guerrero, «igual tenemos que cambiarlo porque haya otras
urgencias». El yacimiento fue excavado por el arqueólogo Willian
Waldren y Guillem Rosselló Bordoy en los sesenta, más tarde por el
menorquín Luis Pantalamor, y en 1999, última campaña, de nuevo por
Waldren y Enseyat.
Jaume Cardell, arqueólogo del CIM, apuntó ayer que este
yacimiento de referencia «aún tiene potencia arqueológica». El
yacimiento tuvo ocupación durante, al menos, 800 años, desde el
inicio de la cultura talayótica hasta época romana, en este tiempo
como necrópolis. Se encontraba en un abrigo montañoso en una
pendiente de unos 30 grados.
Aunque se desconoce el motivo del desprendimiento, algo que
tendrán que analizar los geólogos, y de no ser el único en la
historia del yacimiento, podría haber ocurrido porque la nieve se
hubiera helado en las grietas de la roca y al expandirse en el
interior de las mismas ocasionar una rotura. Pero es «sólo una
especulación», dijo ayer un arqueólogo.
A raíz del desprendimiento de la roca en el yacimiento de Son
Matge ha vuelto a salir a la actualidad que este lugar, situado en
una finca privada y muy cerca de la carretera, era meta de
excursionistas, que se subían sobre el muro talayótico afectado por
el desprendimiento, y hacían rappel por las rocas. Los expertos
comentaban ayer que este problema, que viene de muy lejos, era muy
perjudicial para el yacimiento. Puestos al habla con el CIM sobre
la protección del patrimonio arqueológico, se explicó que está
protegido por ley y que ésta obliga a los ayuntamientos a elaborar
un catálogo de sus yacimientos, y otros bienes patrimoniales, y a
ocuparse de su protección, lo que, apuntaron desde el Consell, no
se cumple muy a menudo.
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