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María José del Valle es Klara, Aitor Mazo es Kralik. Ambos trabajan en una librería de Budapest, allá por los años 30. Él está enamorado de ella, y ella de él, aunque no lo sabe. Le ignora sin saber que él es ese fascinante desconocido que le envía cartas de amor. Esta comedia romántica, estrenada a finales de 2003 en el Teatro Arriaga de Bilbao -productor del montaje junto al grupo Smedia- y tras una larga estancia en el Teatro Infanta Isabel de Madrid, llega este fin de semana al Auditòrium. Doble adaptación de la novela «La parfumerie», del húngaro Miklos László, y del clásico cinematográfico de Lubitsch «El bazar de las sorpresas», esta obra, que en París ha estado casi cuatro años en cartel y ha recibido cinco Premios Moliére, nos llega a España en versión de Juan José Arteche. Dirigida por Lander Iglesias, que también interpreta un papel en esta enternecedora historia, se centra en los personajes de Klara y Kralik, que jugarán a lo largo de la pieza al gato y al ratón, antes de reconocerse su cariño.

En la tienda que da título a esta propuesta se recrea al detalle el ambiente húngaro discretamente irrigado por el yíddish y la cultura de los judíos de Hungría en el que puede intuirse el sufrimiento que se avecina para Europa con la Segunda Guerra Mundial. En dicho escenario se desarrolla el romance entre los empleados de una librería de amplio arraigo en el centro de Budapest. Ambos protagonistas viven inmersos en un cuadro de emociones humanas en el que subyacen envidias, competencia, ilusiones, amistad, la inestabilidad laboral... La escenografía, un carrusel incesante, contribuye a ese ambiente trasladando al espectador a la tienda, a la calle, al café, en un espacio ágil y cargado de velocidad.

La novela «La perfumerie» sirvió de base a la película que en 1940 realizara Ernst Lubitsch con el nombre de «El bazar de las sorpresas» y James Stewarty Margarita Sullivan en los papeles principales. Pero la obra de László ha dejado otros trazos en el cine del siglo XX. El último fue el filme «Tienes un e-mail», de 1998, con Tom Hanks y Meg Ryan (que en la película tiene una librería de literatura infantil a la que llama «La tienda de la esquina»). Nora Ephron la dirigió manteniendo la máxima que le legó su madre, la guionista Phoebe Ephron: «Todo es copia». También hubo versiones musicales como «In the good old summertime» de 1949 y «Big City» de 1948.