La obra de Miguel de Cervantes centró los actos del Dia del Llibre. Foto: LAURA MOYA

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Para que un Dia del Llibre tenga éxito se necesitan dos ingredientes: el buen tiempo y que caiga en fin de semana. Este año, la receta pudo contar con el aderezo adecuado y, en consecuencia, las calles de Palma se llenaron de ciudadanos a la búsqueda de un buen libro que leer. O de un presente que hacer porque, por Sant Jordi, la literatura se intercambia por rosas o, cada vez más, las rosas acompañan al regalo.

Este año, el protagonista indiscutible del Dia del Llibre fue «El Quijote». En 2005 se conmemora el 400 aniversario de la publicación de la obra de Cervantes, un acontecimiento que ayer hizo revivir las figuras del Quijote y de Sancho Panza. Varios actores se pasearon por Ciutat enfundados en la piel de los dos personajes, buscando Dulcineas por doquier y luchando contra molinos de viento escenificados con paraguas abiertos. Los estands de las librerías no fueron tan expeditivos y se centraron en ubicar el clásico de Cervantes en un lugar destacado. Algunas, como La Rosa als Llavis, se olvidaron, sin embargo, el libro en casa. «No hi hem pensat», dijeron por la mañana. El ajetreo que supone trasladar los libros debió ser el principal motivo del descuido.

La plaza de Cort fue uno de los lugares más concurridos de la mañana. Los ocho talleres programados por el Ajuntament de Palma reunieron a un numeroso público infantil, que disfrutó de lo lindo haciendo letras góticas, puntos de libro, caretas con las imágenes del Quijote y de Dulcinea y molinos de viento. Los padres también disfrutaron ayudando a los más pequeños, aconsejándoles en todo momento cómo realizar mejor la manualidad. «Todavía no sé qué libros compraré pero sé que, como mínimo, serán cinco: uno para mi marido, uno para mí y uno para cada una de mis tres hijas», explicaba Catalina Cirer ante el Consistorio. La alcaldesa de Palma aprovechó el buen tiempo para pasear por Ciutat junto al regidor de Cultura del Ajuntament, Rogelio Araújo. Tenía claro que adquiriría una obra histórica para su marido y algo de literatura femenina para ella aunque al mediodía aún no había decidido los títulos.