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El historiador del arte Jean-Louis Pradel impartió ayer por la tarde la conferencia «Erró, heroi de la figuració narrativa. Què pot la pintura enfront els mass media i la mundialització liberal? L'exemple, avui, d'una excepció, d'una objecció torrencial» en el Museu Es Baluard.

El crítico empezó la charla hablando de «las huellas de la pintura», que se remontan a «hace más de 50.000 años». En una época en la que la memoria era molesta, la figuración narrativa creía en «idea del arte contemporáneo como género» y, para sus autores, «todo es válido para recuperar la memoria de la pintura». «Creían que su vinculación con el arte pasaba por la voluntad de nutrir la pintura, de recurrir a cualquier elemento para dotarla de nuevo de vida».

Cualquier método implicaba incluir iconos como «el pato Donald, Micki Mouse o logos de marcas» en sus creaciones. En el fondo, «querían cerrar los paréntesis abiertos por las vanguardias surgidas de la primera mitad del siglo XX», demasiado preocupadas en «planear un futuro feliz» para «desmarcarse del presente triste que vivían».