Participantes de la Olimpiada de Historia del Arte de la UIB.

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MARIANA DÍAZ / LAURA MOYÀ

El anuncio de que en la universidad española habrá cambios drásticos que afectarán, sobre todo, a las Humanidades, ha provocado revuelo y desconcierto. Una de esas modificaciones, que llegan impuestas por la Unión Europea para que España se adapte al Espacio Europeo de Educación Superior, afecta a los estudios de Historia del Arte, que desaparecerán como especialidad. Para comprobar el efecto que la noticia ha producido en Balears, donde la Universitat de les Illes otorga esta titulación, en la que hay matriculados 299 estudiantes, hemos pulsado algunas opiniones.

Joana Palou, directora del Museu de Mallorca, es tajante ante la supresión de Historia del Arte como carrera universitaria, que pasaría a englobarse en unos estudios más generalistas. «Me parece indignante». Y añade que «las instituciones y las personas que las presiden tengan esta forma de pensar es muestra de que son unos iletrados, todos lo que se lo plantean ya demuestran lo que piensan sobre la comprensión, difusión y conservación del patrimonio, el testimonio material de nuestra historia». Para Palou, se busca «la eliminación de los estudios que posibilitan el debate» porque la universidad «está para debatir sobre estética, filosofía, pensamiento, que es lo que posibilita el arte». «Un título universitario no presupone una salida laboral, pero amplia el mercado, y hay un montón de empleos para una licenciatura en historia del arte, tanto en el sector institucional como en el de la industria del ocio y la cultura».

Magdalena Brotons, profesora del departamento de Teoría de las Artes de la UIB, está, -como el resto de docentes que se verán afectados-, a la expectativa, porque aún no cuentan con mucha información. Ella nos ha explicado a grandes rasgos este proyecto, que viene de lejos, y la reestructuración que significaría en el sistema de universitario de titulación, lo que no es objeto de esta página, pero nos ha servido para comprender el alcance de lo que sucederá. En el día a día, ha constatado que los alumnos «están preocupados». También comentó que el rector de la UIB, Avel·lí Blasco, que apoya la titulación en Historia del Arte, se reunirá la próxima semana con el resto de rectores y las autoridades académicas para hablar de este proyecto que ha de estar funcionando en 2010. Parece que la finalidad última es «la movilidad de los estudiantes y el mercado laboral», todo ello basado en una idea «muy positivista».

Los encuestados coinciden en que «las Humanidades son más importantes que nunca para construir una sociedad mejor». La reflexión del pintor Ramon Canet va en esta línea: «Sólo puedo contestar a nivel general, pero le diría que, tanto en ciencias como en humanidades, lo que vulgarmente se considera inútil puede que sea lo más útil e importante de todo». Coincide con Palou al pensar que «cuantas menos cosas de las que ellos consideran inútiles tengamos, menos molestaremos, ¿qué quieren, una sociedad de borregos?». «La sociedad está muy tecnificada, es demasiado neoliberal, sólo cuenta el nivel de producción, por eso hay que dar prioridad a las Humanidades», dice Julia Roman, profesora de la UIB junto a Brotons. Par ella, «la historia del arte tiene entidad propia, tiene un cuerpo teórico, por lo que debe mantenerse independiente. Sin embargo, hay que reformar la carrera, renovar las asignaturas para adaptarse a las nuevas necesidades culturales. La manera en la que están organizados los estudios provoca carencias, sobre todo en gestión del patrimonio».

Marie-Claire Uberquoi, directora del Museu Es Baluard, también se muestra preocupada: «El arte contemporáneo está cada vez más presente por la política de creación de nuevos museos, sobre todo, desde la década de los noventa. Sería lamentable que la carrera desapareciera porque el arte dejaría de ocupar un lugar a nivel universitario». E insiste en que «si no existe la carrera, no se educará a los futuros profesores y, por lo tanto, no se difundirá el arte».

Elena Ruiz, directora del Museu d'Art Contemporani d'Eivissa, expresa igualmente su disconformidad. «Siempre que sale a la luz pública una noticia tan disparatada me pregunto por las razones que llevan a tomar la medida y, hasta ahora, no he leído ninguna; yo y cualquiera tenemos, seguramente, un montón de buenas razones para no pretender negar la existencia de una licenciatura que responde a una disciplina tan legítima como justa, ideada, avalada y cultivada por grandes maestros que han creado escuela a lo largo de la historia». Ruiz apela al «sentido común» para que «tal medida no prospere y que la Historia del Arte siga siendo estudiada, enseñada y contribuya al desarrollo de nuestra sociedad».

Finalmente, el pintor Damià Jaume disiente del criterio general cuando dice que «la carrera es prescindible porque no está bien estructurada, no tiene una salida clara» y cree que si se engloba «dentro de una carrera general de Humanidades, en la que se combinaran diferentes materias, la gente saldría más preparada» porque «cuanto más se aprenda mejor».