La delegación mallorquina ante el Ajuntament de Girona. Foto: NURIA ABAD

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Girona acogió ayer la XXI Asamblea General de la Red de Juderías de España-Camino de Sefarad, un encuentro en el que se formalizó la entrada de Palma a esta asociación pública sin ánimo de lucro que tiene como objetivo la defensa del patrimonio urbanístico, arquitectónico, histórico, artístico y cultural del legado sefardí y que congrega ya a 21 ciudades del país.

Esta reunión contó con la presencia de los concejales de Turismo y Cultura del Ajuntament de Palma, Francisca Bennàsar y Rogelio Araújo, que culminaron así un proceso de adhesión iniciado en septiembre de 2003. Desde entonces, según explicaron los regidores de Cort, «un grupo de trabajo multidisciplinar, integrado por técnicos del Ajuntament y por un representante de ARCA-Llegat Jueu fue dando forma al dossier de candidatura, presentado en septiembre de 2004 ante la Red para su evaluación». Fue a principios de 2005, tras una visita de inspección, cuando esta corporación notificó al Consistorio que su decisión era favorable a la petición que ahora se ha formalizado. La representación mallorquina estuvo formada también por los coordinadores generales de Turismo y Cultura de Cort, Francisco Martínez y Gary Duran; Miquel Segura, coordinador del Institut d'Estudis Baleàrics; Tumy Bestard, cronista de la ciudad; Shaul Friberg, rabino de la comunidad israelita de Mallorca; y Manuel Quadrany, presidente de ARCA-Llegat Jueu, que se trasladó a Gerona acompañado por once miembros de esta entidad. Quadrany manifestó su satisfacción por el acceso de Palma a la Red de Juderías, un hecho que tildó de «histórico». «Hoy es un día muy importante, un punto de partida para dar a conocer la historia de los judíos mallorquines y de sus descendientes conversos».

Este entusiasmo fue compartido por la regidora de Turismo de Cort, que recibió de manos de la presidenta de la Red de Juderías de España, la también alcaldesa de Gerona, Anna Pagans, la carta de bienvenida a este organismo. Bennàsar aceptó que «este ingreso supone para Palma una revisión histórica de nuestro patrimonio judío y una demostración de gratitud hacia un colectivo que ha sido muy perseguido a pesar de que su herencia está tan enraizada a la cultura mallorquina, con sus luces y sus sombras». En cuanto a su pragmatismo, reconoció que beneficiará «la difusión internacional de nuestro legado y, por tanto, favorecerá la implementación del turismo cultural en la isla». Araújo añadió que «Palma formará parte de un itinerario europeo que otorgará un valor añadido a este patrimonio y que auspiciará su protección». La Red está compuesta hoy por quince ciudades y cuenta con seis ciudades asociadas. Estos municipios, más allá del compromiso de defensa patrimonial, tienen la responsabilidad de generar políticas de desarrollo económico cultural y turístico entorno al legado sefardí a través de programas estratégicos como la creación de marcas, de proyectos de investigación y formación, y de políticas culturales y divulgativas.