Un momento de la representación de «La vida difícil», de Neo-Rural.

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El humor basado en la cotidianeidad de Neo-Rural y la mezcla entre la danza y el tango de Pasodos fueron las dos propuestas que abrieron el jueves por la noche la presencia balear en la XXV Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega. Una presencia que ayer por la mañana se incrementó con la presentación en el certamen de la Associació d'Empreses Balears d'Arts Escèniques (ADEBAE), una entidad que aglutina a 13 empresas teatrales de las islas.

El «Foc als 25 dimonis» de Comediants dio el pistoletazo de salida el jueves a una feria que este año cuenta con la presencia de más de 700 programadores. La inauguración oficial coincidió con el primer pase de «La vida difícil», de Neo-Rural, circunstancia que propició una menor presencia de público en las gradas del Espai Illes Balears, situado en el polideportivo de la localidad. La segunda sesión, sin embargo, congregó a un centenar de espectadores que disfrutaron con una obra difícil, a veces cercana al surrealismo, pero llena de poesía. «La pieza es una miscelánea de textos llena de acciones corales que hacen referencia a la condición humana», explicó Carles Pujols, director de la historia. La incomunicación, el desamor, cómo el grande ahoga al débil o la avaricia son algunos de los temas que narra la obra desde la óptica del humor. «Hay que mirar las cosas con ironía, nunca desde el desaliento». Estos «tics urbanos» pueden encontrarse en cualquier lugar, «incluso en el patio de la escuela», porque forman parte de la condición humana. El texto se basa en piezas de Pujols, del autor polaco Mrzock y de Alfons Allais. Entre y entre, poemas del francés Jacques Prevère musicados por Jaume Manresa, de Antònia Font.

Los siguientes en salir a escena fueron las integrantes de Pasodos. Los únicos representantes baleares del mundo de la danza en Tàrrega presentaron el jueves noche en la Plaça de les Nacions «El conjuro del tango». «Hemos tenido problemas con el escenario porque, al llover todo el día, estaba mojado y patinábamos», según Laura Macías, de Pasodos. El lugar, que «no era el más apropiado para mostrar nuestra obra», tampoco ayudó. Aún así, «un artista debe saber adaptarse a cualquier espacio». Su fusión entre la danza clásica, el ballet contemporáneo y el tango pudo volver a verse ayer por la tarde en condiciones más idóneas. «El conjuro del tango» une diferentes disciplinas del mundo de la danza. «Cada baile se intercomunica, se mezcla y se intercambia los papeles». De fondo, un narrador y la música. «El texto conforma el cincuenta por ciento de la historia, uniéndose a la danza de forma natural». Todo para contar la historia de un triángulo amoroso «lleno de celos, adicción y pasión».