Dos formas de ver el arte desde perspectivas diferentes. Una,
más explosiva y, otra, más suave. Joana Ferrer y Mayra Carrá
presentan esta noche en la galería Can Pinós sus últimas obras. La
primera muestra más de 25 cuadros repletos de color y, la segunda,
13 esculturas en vidrio.
«Me considero muy nerviosa. Todo lo que me contengo surge
transformado en pintura», explicó Ferrer. En Can Pinós expone sus
últimas piezas, «unas obras en las que los colores son los
protagonistas». Realizados todos en 2005, sus cuadros, que nacen de
«una necesidad», expresan su actual momento creativo. «Hace dos
años, dejé la pintura figurativa para adentrarme en la abstracta.
Fue un hecho involuntario que, en la actualidad, me ha permitido
encontrar mi camino. Lo hice para intentar diferenciarme del resto
y me encontré con un nuevo universo».
Para Ferrer, su obra necesita contemplarse «varias veces». «Cada
vez, el observador podrá extraer una visión diferente a la
anterior». Sus pinturas sufren «una evolución constante». «Empecé
usando infinidad de colores para, después, centrarme en dos o tres
tonos. Mañana, no sé qué pintaré».
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