26/11/05 0:00
Paquita Jiménez (París)
Sólo son las cinco de la tarde pero la oscuridad, la lluvia y el
frío son más propias de una noche cerrada de invierno. Así es el
otoño en París, que, a pesar de las inclemencias del tiempo,
conserva una actividad frenética a esta hora. Hasta esta ciudad,
«sensual, amable, hipócrita y gatuna», en palabras de Llorenç
Villalonga, un grupo de cincuenta mallorquines han viajado deseosos
de conocer los puntos clave de la capital del Sena que marcaron
determinados momentos de la ruta vital y literaria de
Villalonga.
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