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El juego de la palabra es siempre una constante en el universo artístico de Rafa Forteza, una costumbre que él vincula con la práctica del arte porque «ambos hechos son sensaciones que producen percepciones en las que no existe una única realidad». Esta tesis toma de nuevo forma en «Pi.Edad», título de la exposición que Forteza inauguró ayer en Joan Oliver «Maneu» Galeria d'Art.

El antagonismo entre el número que sintetiza el infinito («Pi») y el tiempo que nos queda por vivir («Edad») es la puerta de entrada a una muestra especialmente protagonizada por lo que Rafa Forteza denomina «ensamblajes», «puntos de energía telúrica entre cielo y tierra», confeccionados con espuma de poliuretano. El artista les concede a estas creaciones un parecido existencial con las semillas. Como ellas, estas esculturas «contienen una información compacta que describe toda una evolución».

«Pi.Edad» también contiene algunos de los grabados que el artista ha confeccionado para «La cuarta dimensión», libro en el que sus creaciones acompañan el texto del pensador francés François Brousse y que Rafa Forteza presentará durante este año en Palma; además de algunos lienzos, de pequeño y gran formato, en los que resalta un mayor colorido que en etapas anteriores y en los que sigue practicando juegos coloristas con círculos, manchas redondeadas, abreviaciones, líneas interseccionadas y mágicas simbologías.

Sobre su obra, Rafa Forteza afirma que «no es determinante, no está preconcebida para un espacio concreto». Asimismo, reconoce que «el buen artista es el que sabe influenciarse bien de otros autores, consciente del mundo en el que ha participado culturalmente, y sabe caminar y crear bajo su propia perspectiva».