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MARTA MEDRANO

Durante seis meses la restauradora de Inca Mª Magdalena Reus Bonet se ha encargado de trabajar en la restauración del retablo barroco del Roser que ayer volvió a su lugar original, la capilla del mismo nombre que hay en la Iglesia de Sant Domingo de Inca.

El párroco, Antoni Estelrich, calificó la recuperación de esta pieza como «un milagro», dado el grave estado de abandono en el que se hallaba. «Es importante que conservemos este patrimonio porque representa el espíritu de otros tiempos», dijo.

La restauradora detalló la intervención que ha realizado, que definió como muy complicada. «El conjunto arquitectónico del cuadro había sufrido un ataque de hormiga blancas que habían creado incluso túneles dentro de la madera y había llegado a dañar también la tela de algunas pinturas que se había perdido». Y puso como ejemplo el caso del cuadro de la Anunciación, que era el peor conservado de todos.