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Tiene dos Oscar, varios Goya y desde hace tres días un premio Príncipe de Asturias de las Artes que busca acompañar ahora con una Palma de Oro. Y todo ello mientras lo que de verdad le preocupa es la crisis de edad. Cosas así son las que han hecho grande a Pedro Almodóvar. Humano sin paliativos, el director manchego abrió ayer su corazón a la prensa tras recibir un unánime aplauso durante el pase de prensa de «Volver», film con el que vuelve a aspirar a la Palma de Oro en el Festival de Cannes a los siete años de que «Todo sobre mi madre» le valiera el trofeo a la mejor dirección.

La buena recepción de la película tranquilizó al realizador, desconfiado de cómo iba a acogerse en el extranjero la que considera su película más local. Esta cinta ha supuesto al realizador el retorno a su cuna, la región española de La Mancha, con una historia de madres e hijas con un pasado por resolver y en la que ha vuelto a trabajar después de varios años con su primera musa, Carmen Maura. La actriz, al igual que la protagonista de la cinta, Penélope Cruz, así como Blanca Portillo, Yohana Cobo y Lola Dueñas, fueron ayer la guardia de honor del cineasta en Cannes.

Durante la rueda de prensa tras el pase, Almodóvar explicó que «Volver» ha supuesto «una reconciliación» con sus raíces, con su infancia, de la cual reconoció que ignora si fue feliz o no. Pero lo cierto es que tenía ese afán, que ya marcó su anterior largo, «La mala educación» -que abrió Cannes en 2004-, y en el que reconoce que influyen múltiples factores, como la muerte de su madre, cuya imagen ha quedado para la posteridad en el cine como figurante en alguna de sus películas. Pero sobre todo, le pesa algo inexorable: el paso del tiempo. Y es que el ganador de un Oscar a la mejor película en lengua extranjera por «Todo sobre mi madre», y otro al mejor guión original por «Hable con ella» (2002) está en plena crisis de la edad, como cualquier hijo de vecino. «Desde que cantaba con Fabio McNamara hasta haber ganado el Príncipe de Asturias, fíjate si han pasado cosas», evocó ante un grupo de periodistas españoles el hombre que puso al cine de su país en el mapa mundial del Séptimo Arte a finales de los años 70, con el régimen del general Franco ya extinguido. «Sigo siendo el mismo, pero he cambiado muchísimo y ahora estoy en plena crisis de edad», confiesa el director, quien, coqueto, rehusó precisar si su nacimiento en Calzada de Calatrava, en Ciudad Real, fue en 1949, como dicen unas biografías, o 1951, como apuntan otras.