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MADRID. EFE. Rocío Jurado ha muerto. La artista «dejó de respirar» esta madrugada, sobre las cinco y cuarto de la mañana, y lo ha hecho «rodeada de su familia como ella quería», comunicó hoy su hermano Amador Mohedano a las seis, poco después de su fallecimiento, en las puertas del domicilio de la cantante, en la urbanización madrileña de La Moraleja. La capilla ardiente con los restos mortales de Rocío Jurado será instalada en el Centro Cultural de la Villa a partir de las once y media de la mañana y, tras permanecer allí expuesta al público durante un tiempo aún no especificado, será trasladada a su ciudad natal, Chipiona (Cádiz), para ser inhumada.

A sus 61 años, Rocío Jurado moría tras sufrir el pasado viernes un empeoramiento en su salud, según reconocieron su médico personal, el doctor Alejandro Domingo, y su hermano y representante Amador Mohedano, como consecuencia del cáncer de páncreas que padecía desde 2004. Durante la madrugada de hoy, la más fría de toda la semana, un sobrino de José Ortega Cano sacó varias botellas de agua para los periodistas, más de una docena, y comentaba, a preguntas de los informadores, que la familia consideraba que habían hecho bien su labor informativa y que los familiares habían respondido a todas la preguntas de los medios.

Como en días anteriores ha permanecido la luz encendida de uno de los salones de «Villa Juardo» y hoy la policía municipal ha patrullado permanentemente para facilitar el acceso de vehículos familiares al chalé, situado en el Paseo del Conde de los Gaitanes de la urbanización. El médico personal, Alejandro Domingo, llegó en un taxi pasada la media noche y no ha salido todavía de la casa.

El marido de Rocío Jurado, José Ortega Cano, y su hija Rocío Carrasco, junto con su compañero Fidel Albiac, velan a la cantante en el domicilio familiar, antes de que sus restos mortales sean trasladados al Centro Cultural de la Villa de Madrid, donde será instalada la capilla ardiente a partir de las once de la mañana. En la casa se encuentran también su hermano Amador Mohedano, sus sobrinos Rosario, Fernando y Salvador, además de su abogado Marcos García Montes, y la madre del torero, Juana Cano, quien llegaba a primera hora de la mañana.

La cantante murió «tranquila y sin grandes angustias», declaró su hermano a la puerta de la casa, cuando daba la noticia a los periodistas de que había fallecido a las cinco y cuarto de la madrugada, atendida por su médico personal, Alejandro Domingo. Rocío Jurado «dejó de respirar» y lo hizo rodeada de su «familia, hijos y hermanos, como ella quería, rodeada de los suyos», comentaba Mohedano, visiblemente emocionado, con los ojos llorosos y la voz entrecortada a la entrada de su domicilio, poco después de las seis de la mañana.

Tras la larga espera de los últimos días, la noche transcurría tediosa, hasta que las alarmas se disparaban a las tres y media de la madrugada, cuando el que fuera su secretario Juan de la Rosa, llegaba a «Villa Jurado» a las tres de la mañana. Horas después el hermano de la artista comunicaba el fatal desenlace y que la capilla ardiente con los restos mortales de Rocío Jurado será instalada en el Centro Cultural de la Villa a partir de las once de la mañana. «La familia hemos querido exponerla para que todo aquel que quiera le haga su última despedida. Ahí vamos a estar y luego viajaremos a Chipiona (Cádiz), donde también le haremos, en el santuario de la Virgen de Regla, un homenaje» y será inhumada, añadió Mohedano, que agradeció a los periodistas su interés por el estado de salud de la cantante a lo largo de este proceso.

Un año y diez meses ha durado la lucha de Rocío Jurado contra el cáncer, un tiempo en el que la cantante se ha enfrentado a dos operaciones y un duro tratamiento. El pasado 23 de enero se produjo un agravamiento en su estado, cuando la artista suspendió la presentación del CD-DVD que recoge el homenaje televisivo «Rocío, siempre», y fue trasladada a la clínica Anderson de Houston para someterse a una nueva revisión, durante la que fue sometida a una pequeña cirugía para corregirle una arteria que le causaba fuertes dolores abdominales. Allí sufrió una fuerte reacción alérgica a un medicamento que la obligó a ingresar en la UCI en dos ocasiones y que debilitó seriamente su organismo.

Tras una mejoría de su estado, los médicos autorizaron el pasado 23 de marzo su regreso a España, en donde fue ingresada en el hospital de Monteprincipe de Madrid. Desde entonces los altibajos en su estado de salud han sido constantes, hasta que ya en su domicilio -donde entró definitivamente y por su propio pie el 28 de abril- el pasado viernes sufrió un empeoramiento que finalmente ha acabado con su vida.