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NURIA ABAD

Joan Manuel Serrat afirmó ayer a su llegada a Palma que su último disco, «Mô», es un «buena forma de dejar por escrito mi gratitud a Maó, una ciudad y una Isla en la que me siento muy feliz y en la que estoy muy integrado». El cantautor catalán hizo estas declaraciones horas antes del concierto que ofreció ayer en el Auditòrium y que esta noche repetirá en el mismo escenario. Serrat (Barcelona, 1943) recibirá hoy el premio Juníper Serra 2006, que otorga la Fundació Càtedra Iberoamericana de la Universitat de les Illes Balears, por su defensa de las ideas democráticas. Al respecto, señaló que «la democracia no está revuelta, sino los actores que detentan el poder los que tratan de revolverla» y añadió «está en manos de los ciudadanos mantener la democracia estable. Para ello, no hay que dejarla en manos de administradores eventuales porque es una cuestión histórica que ha costado muchas vidas».

El cantautor, que en marzo fue investido honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid, manifestó su satisfacción por este reconocimiento porque, «por encima de todo, demuestra que hay cariño y yo crezco cada día en la intención de amar y ser amado». Tras de cuarenta años de trayectoria, Serrat aceptó que «la veteranía no hace canciones, sino la ilusión y la energía» y aseguró que «sin ganas nadie se puede subir a un escenario porque para hacer las cosas bien y hay que querer hacerlas».

Serrat, al que se le pudo ver el viernes en el funeral de Rocío Jurado, también tuvo unas palabras para la cantante de Chipiona. «Era mi amiga, una gran artista y ya ha llegado el momento de dejarla descansar en paz y dejar descansar a su familia».