Agustí Villaronga ha sido el encargado de convertir en celuloide la vida del poeta.

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LAURA MOYÀ

Jaime Gil de Biedma es uno de los poetas más leídos de la segunda mitad del siglo XX. Militante antifranquista, se caracterizó por escribir desde la Barcelona de los años sesenta, la de la gauche divine, y por ser un gran conversador. El productor Andrés Vicente Gómez, ganador de un Oscar por «Belle Epoque», decidió transformar la vida de Gil de Biedma en cine a través de la particular mirada de un realizador de culto: el mallorquín Agustí Villaronga. El proyecto, llamado «Cuerpos felices», todavía no tiene protagonista, pero el guión ya está casi ultimado. Está previsto que empiece a rodarse pasado el verano. Durará unas dos horas y tendrá unas 140 escenas. El guión está basado en el libro «El enigma de Gil de Biedma», de Miquel Dalmau, y en él han trabajado Miguel Àngel Fernández, Joaquín Górriz y el propio Dalmau, además de ser revisado por Villaronga. «La gran baza de Agustí es su mirada, su sello personal, inconfundible», aseguró Dalmau. Una mirada que deberá conectar con el gran público, algo que todavía se le resiste. «Será un reto para el director porque deberá contar de una manera más amplia y asequible la historia de un poeta cuya gran baza fue su gran conexión con el público. Era un autor universal y comercial, pero no de grandes masas».

El filme se centrará en los años sesenta e incluirá escenas en Filipinas, país que el escritor visitó a menudo debido a su trabajo como secretario general de la Compañía de Tabacos de Filipinas, la principal multinacional de la época. «Mi biografía abarca desde su adolescencia hasta casi el final de su vida, pero, al final, optamos por centrarnos en sus años de mayor creatividad». Además, también es la más interesante a nivel sociológico ya que España estaba en plena evolución. El turismo empezaba a llegar y el país se transformaba a marchas forzadas. «La sociedad actual tiene su origen en aquellos años», según Dalmau. Gil de Biedma plasmó esos cambios en sus versos, reflejó «las modas y las reivindicaciones políticas». «Ahí surgieron sus mejores libros».

A nivel cinematográfico, reflejar los días de la gauche divine barcelonesa, que giraba en torno a la discoteca Bocaccio y que tenía a Gil de Biedma como uno de sus mayores exponentes (y más divertidos), será uno de los aspectos más complicados y, a su vez, interesantes. «Habrá que reconstruir esa Barcelona, ese ambiente, un refugio creativo para el autor que dejaba patente el inicio de la liberalización de las costumbres. Gil de Biedma era, además, uno de los personajes más singulares del grupo». Para Dalmau, el poeta «tenía mucho carisma, encanto personal». Era «un gran compañero de juerga» en esa España «de la boina, el fútbol y los toros». «Hoy pasaría más desapercibido, pero, por aquel entonces, apostó por el cosmopolitismo». Ahora, el siguiente paso será encontrar al actor que encarne a Gil de Biedma, un trabajo complicado.