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EFE/R.C.|ROMA/PALMA

El Museo Crocetti de Roma alberga desde ayer, y hasta el próximo 14 de julio, una colección de cerámicas de Pablo Picasso procedentes de Mallorca. Las piezas se exponen bajo el título «Las cerámicas de Picasso. Agua, fuego y tierra» y pertenecen al fondo del Museu Es Baluard y a la Col.lecció d'Art Serra.

La exposición, que incluye una sesentena de piezas, llega a Roma tras su exhibición en otra localidad italiana, Teramo, en la zona de los Abruzzos, justo en el momento en que en España, para celebrar el 125 aniversario del nacimiento del artista malagueño, se acaban de inaugurar dos grandes exposiciones en Madrid, en el Museo del Prado y en el Reina Sofía.

Al acto de inauguración de la muestra, ayer en el Museo Crocetti de Roma, acudió una delegación mallorquina integrada por Maria Antònia Munar y Dolça Mulet, presidenta y vicepresidenta del Consell Insular de Mallorca, respectivamente; Pere A. Serra, presidente de la Fundació Es Baluard; Rogelio Araújo, concejal de Cultura de Cort, y Gabriel Janer Manila, director del Institut d'Estudis Baleàrics (IEB), que esta semana ha participado en Palermo (Sicilia) en la inauguración de la sede del Instituto Cervantes por los príncipes de Asturias. Junto a ellos, presidió la inauguración de «Las cerámicas de Picasso. Agua, fuego y tierra» Antonio Tancredi, presidente del museo y fundación Venancio Crocetti, que acoge la obra de este escultor italiano cuyas obras en mármol y bronce contrastan en el citado museo con las de Picasso hechas con el dúctil material de la cerámica. Tanto Tancredi como las autoridades mallorquinas hablaron de su intención de seguir colaborando en el campo de la cultura, lo que fue muy bien acogido por el público que llenaba la sala.

En cuando al Picasso ceramista, descubrió este soporte en Vallauris, en la Costa Azul, donde comienza una creación copiosa e intensa a final de los años cuarenta. Guiado por su amigo Paco Durrio, Picasso descubrió en la casa de aquél algunas de las cerámicas hechas por Gauguin, un arte integral, en el que la forma, la materia y la decoración son todo uno. La terracota y su maleabilidad constituyen para el pintor andaluz el descubrimiento de un nuevo lenguaje que plasma en platos, jarras, azulejos, vasijas y otras formas originales.