Un momento de la inauguración celebrada ayer por la noche. Foto: JOAN TORRES

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JOANA NICOLAU

Los sonidos ancestrales y la espiritualidad de Oriente llenaron ayer la sala Aljub de Es Baluard en una de las mayores experiencias sensoriales vividas en este museo. El artista Jaume Plensa ofrecía, en la inauguración de su «Jerusalem», la posibilidad de participar directamente de un momento singular que a nadie dejó indiferente. Dieciocho gongs enfrentados uno al otro ofreciendo diferentes sonoridades y sombras mágicas con reflejos brillantes... y al fondo, recibiendo su sonido, una figura humana en actitud de recogimiento y reflexión en la que el artista se autorretrata. «Es mi obra», dice, y ciertamente, hasta el mes de octubre, todo ese espacio estará presidido por Jaume Plensa en estado puro.

En cada gong, de bronce dorado y unos cuarenta kilogramos de peso, el artista ha escrito diferentes versos del poema bíblico «El cantar de los cantares». Son, para Plensa, «lo mejor del mejor poema de amor de la historia». Un poema con el que el artista incita a la exaltación de la vida a través de textos con gran carga sensual y erótica que, en un acto de generosidad, quiere «sacar a la luz desde el lugar más oculto de Es Baluard para compartirlos».

Representantes de todas las instituciones presentes en la Fundació Es Baluard y su presidente, Pere A. Serra, acompañaron al artista en la inauguración. De ellos, el conseller de Cultura, Francesc Fiol, disfrutó con la instalación destacando «su invitación a una reflexión muy personal», que piensa repetir otro día «con más tranquilidad». La alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, también se mostró entusiasmada, y sin dudarlo un minuto hizo sonar diferentes gongs entre la curiosidad y la admiración por el montaje.