Aunque a todos les gustaría que el patrimonio mallorquín se expusiera en su contexto, es decir, en la Isla, que es desde donde mejor se puede explicar al público, las reacciones sobre lo sucedido ayer en el Congreso, en Madrid, responden a reflexiones distintas según provengan de políticos o de expertos en historia del arte, que opinan sobre el regreso de los bous de Costitx y las armas del rey Jaume I.
El nacionalista Antoni Alorda, portavoz del PSM en el Consell, partido que sugirió la proposición no de ley que se debatió ayer, consideró que lo sucedido «es un hecho lamentable, creemos que PP y PSOE están instalados en una idea de España del siglo XVIII, un concepción centrista del país en la que las grandes colecciones deben estar en Madrid». Según Alorda, «en este momento hay dos Españas, la que proponen el PP y PSOE, que se oponen al regreso, y la del resto, que está a favor; lo más triste ha sido la actitud de los diputados mallorquines en Madrid, sus partidos votaron en la Isla sí al regreso y en Madrid y votaron en contra».
La presidenta del Consell, Maria Antònia Munar, consideró una «falta de atención» hacia Mallorca el que el Congreso no haya iniciado ningún procedimiento de autorización o denegación para devolver a la Isla los bous de Costitx y dijo que tanto el PP como PSOE han mostrado en el Congreso una «falta de sensibilidad» hacia Balears. El Consell, añadió, seguirá reivindicando su retorno al considerar que Mallorca es el lugar «más apropiado» en el que pueden estar y recordó que la institución no exige al Gobierno un cambio de titularidad, que seguirá siendo del Museo Arqueológico Nacional, sino una modificación de la ubicación de los restos. Para el historiador y académico Gabriel Llompart, el asunto es muy «complicado», sobre todo para analizarlo en pocas palabras, pero apunta que el Museo Arqueológico Nacional «no es representativo de toda la cultura nacional, sino una especie de caja de grandes joyas». Sobre los bous propone que «sólo son tres piezas, con lo que se pueden hacer buenas copias» y aunque «no quiero indisponerme con los catalanes» recuerda «las salas y salas que hay en los museos de Cataluña con piezas de Mallorca y eso es algo que nadie dice». Para Llompart, «hoy en día, los grandes museos, como el Museo Romano-Germano Arqueológico de Maguncia, mezclan las piezas originales con las copias según conviene a la finalidad pedagógica de la sección».
Muy amplia y difícil de resumir resulta la reflexión de Joana Maria Palou, directora del Museo de Mallorca, quien también piensa que es un asunto «complejo desde el punto de vista político, en el que no voy a entrar, y el museístico», que desarrolla. «Tenemos unos museos creados en un momento histórico y con un concepto determinado como el Arqueológico, El Prado, que parten de unas colecciones y conceptos concretos; museos que se basan en piezas excepcionales que representan un concepto del pasado y un concepto político de nación y Estado». «Por otra parte», añade en relación a esto, «se crean los museos provinciales, que corresponden a una idea básica de conservación de patrimonio». «En la actualidad», dice, «por suerte pensamos los museos, pero no se puede arrasar una historia que lleva consigo unas colecciones tangibles y unas propiedades». Otro componente «fundamental se refiere a la conservación de las piezas y a los medios para que éstas se expliquen así mismas en su contexto».
El presidente de la Sección de Arqueología, Ferran Tarongí, fue contundente al señalar que «preferimos que nuestro patrimonio estuviera aquí, no obstante, esto no va más allá de un gesto, algo simbólico, cuando el verdadero problema del patrimonio es estructural, nunca había estado tan mal protegido. A cambio sólo se ofrecen gestos que, además, salen mal».
Para el conseller de Cultura, Francesc Fiol, «estas piezas forman parte del Museo Arqueológico Nacional» y él, aseguró, no es partidario de «atomizar la cultura», pero sí de que los bous de Costitx se puedan ver en Mallorca en una exposición temporal, «de la misma forma que la Dama de Elche se puede ver durante este año en Elche».
Finalmente, Miquel Ferrer, alcalde de Alcùdia, quiso quitar hierro a la decisión del Congreso sobre el yacimiento romano y el consorcio de Pollentia: «Nosotros estamos en negociaciones con el Ministerio de Cultura y una cosa es la dinámica de la política parlamentaria y otra muy diferente la gestión; una propuesta así presentada desde la oposición es difícil que se acepte, pero no prejuzga las intenciones reales del Ministerio y confiamos en que las gestiones lleguen a buen puerto».
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