Maria Rosselló, Joan Pere Zuazaga, Pepa Ramon y Laura Dalmau durante un ensayo. Foto: JOAN TORRES

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LAURA MOYÀ

A finales del verano pasado, Estudi Zero empezó a trabajar en un nuevo proyecto, «Cabaret imaginari». Cuando la obra estaba casi a punto de estrenarse, varios de los actores que formaban parte del montaje lo abandonaron para embarcarse en otras historias. Meses después, la compañía ha recuperado la idea y la ha rehecho con siete nuevos protagonistas. La segunda parte de este «Cabaret imaginari» se estrenará pasado el verano en el Teatre Sans. «Nuestra primera versión incluía propuestas rítmicas, juegos de palabras, la participación del público y pretendía aprovechar el itinerario del teatro», explicó Pere Mestre, director de la obra. El cambio en el reparto ha supuesto, también, una variación en el planteamiento. «La parte rítmica y los juegos de palabras han menguado y han cogido más fuerza los textos, propios o inspirados en escritores». El resultado: «Un espectáculo diferente, aunque el concepto básico no cambia».

¿Cuál es el concepto básico? «Que se trata de un cabaret, un juego en directo entre el espectador y el actor». Mientras el público se toma un piscolabis, los protagonistas de la pieza les saludan, les hablan o les tocan. O cantan a través de números musicales. «En el fondo, mezclamos el concepto de sueño con la parte más clásica, lo físico con un texto rupturista. Es un trabajo experimental en el que se tienen en cuenta las opiniones de los actores». Antes del estreno, se realizarán varias presentaciones públicas con público para conocer su reacción y «para concluir definitivamente el esquema del espectáculo». «No será un montaje del todo cerrado. Los personajes jugarán abiertamente cada día. Se cantará se bailará, habrá música, será cómico y contendrá un punto de crítica social». ¿La intención? «Que entre por los ojos, que las palabras sean evocadoras».

Para conseguir su objetivo, el equipo, formado por los actores Joan Pere Zuazaga, Pepa Ramon, Maria Rosselló, Laura Dalmau, Pere Bergas, Aina Maria Carrera y Toni Muñoz, ha indagado en las posibilidades escénicas para «multiplicar sus respuestas». «El espectador se convertirá en un voyeur que, a su vez, será espiado por los diferentes personajes». La estructura de la historia, basada en sketches, «incluirá diálogos entre los actores y con el público». El montaje se iniciará nada más entrar en la sala y los personajes no estarán sólo sobre el escenario, si no que realizarán un recorrido por el teatro. «Una obra como ésta necesita tiempo, su estreno no puede precipitarse». Tras revisitar textos de autores como André Breton, Edgar Allan Poe o Picasso, y tras mezclarlos con los elementos musicales y gestuales, el segundo «Cabaret imaginari» de Estudi Zero se presentará en sociedad. «Todos las piezas se unen casi por azar, aunque siempre hay un hilo que los va enlazando. No existe una lógica, por eso es una apuesta de riesgo clara».