El actor no desaprovechó la presentación de «La sombra de la sospecha» para hablar de Mallorca.

TW
0

LAURA MOYÀ

El idilio de Michael Douglas con Mallorca empezó gracias a su primera esposa, Diandra. Su separación implicó el tener que compartir s'Estaca, su casa en la Isla, con ella. Desde entonces y, sobre todo, desde su matrimonio con Catherine Zeta-Jones, los rumores sobre su posible decisión de abandonar la Isla han sido considerables. Sin embargo, ayer dejó claras cuáles son sus intenciones: «Nunca abandonaré Mallorca porque es mi refugio».

Aquí afirma sentirse «muy a gusto». «No tengo ninguna intención de irme. Seguro que ha sido alguna agencia inmobiliaria la que ha hecho correr la idea de que iba a dejar la Isla», bromeó durante la presentación de «La sombra de la sospecha». Sí confirmó una oferta recibida de Anthony Delon, hijo de Alan Delon, aunque no se debió a un interés de Douglas. «No se la ofrecí, él me pidió si s'Estaca estaba en venta y le dije que no».

Para el actor, Mallorca sigue siendo «un buen destino». «Se está trabajando intensamente para que el turismo de calidad aumente. El turismo de masas implica una presión sobre las infraestructuras que debe evitarse». La Costa Nord «está muy bien protegida», hecho que es fruto de «un trabajo bien hecho». «Me parece bien que se hagan autopistas, aunque implique algo tan antiestético como las obras. Hacía muchos años que las carreteras necesitaban mejoras, sobre todo la que va a la UIB, algo que agradezco», dijo. A pesar de que en breve terminará el contrato de promoción de Balears que tiene con el Govern, y que no tiene intención de renovar, Douglas aseguró que siempre hablará «bien de Balears», una tierra que ha sido «muy buena» con él y en la que nunca grabaría una película. «Sería como hacerlo en mi propia casa».

Por el momento, el actor no piensa en la jubilación. «Quiero ser como mi padre, que sigue activo a los 90 años». La profesión de actor le permite continuar en la brecha, «es un trabajo maravilloso porque hay papeles para hombres y mujeres de mi edad», aunque, ahora, se enfrenta al cine de una forma diferente a hace unos años. «Mis prioridades han cambiado. Tengo una mujer maravillosa y una nueva familia que limitan el tiempo que dedico a las películas».

¿Le ha pesado alguna vez durante su carrera el apellido Douglas? «Nunca he tenido elección, no he podido escoger no ser un Douglas. Ser un actor de la segunda generación de una familia que ha vivido del séptimo arte me ha permitido ver cómo trabajaba mi padre, cómo se comportaba y cómo se enfrentaba a las adversidades. Y he aprendido de ello». ¿Desventajas? «A la gente le recuerdo a mi padre, por lo que establecer mi propia identidad siempre fue más difícil de lo habitual».