Michael Douglas, posando ante los medios de comunicación durante la presentación de su nueva película, que protagoniza y produce.

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LAURA MOYÀ

No es normal ver a Michael Douglas promocionando una película en Mallorca. Sí se le ha visto alabando las virtudes de la Isla en ferias y eventos turísticos, asistiendo a algún concierto en Costa Nord o inaugurando la casa-museo de Robert Graves. Sin embargo, ayer, acercó a Balears un pedazo de Hollywood y dedicó un día a presentar a nivel nacional su última película, «La sombra de la sospecha», que ha protagonizado y producido y que dirige Clark Johnson. Aprovechando que se encuentra descansando en s'Estaca junto a su esposa, Catherine Zeta-Jones, el actor trasladó a los periodistas hasta Deià para hablar de Pete Garrison, el protagonista.

Garrison es un agente del Servicio Secreto de Estados Unidos que se ocupa de la seguridad de la Primera Dama (Kim Basinger). «Tal vez el elemento que más llame la atención de esta historia es que mi personaje tiene un affaire con la Primera Dama», aseguró Douglas. En la película, la vida de Garrison cambia radicalmente cuando pasa de ser «un hombre que en su día salvó a un presidente y que es considerado un héroe» a «un traidor» que ha vendido a su país y que pretende acabar con la vida del presidente. «No se trata de una idea original. 'La sombra de la sospecha' es un thriller político clásico que incluye como novedad el romance entre mi personaje y el de Kim Basinger. Es como una novela policiaca, muy populares en Estados Unidos». En el fondo, «un buen filme debe contar con una buena historia y unos buenos protagonistas».

Pete Garrison pertenece a esa clase de papeles que proliferan en la carrera de Douglas. A medio camino entre el bien y el mal, no se trata de un hombre del todo limpio. «Me siento cómodo interpretando estos personajes. Supongo que viene de la Guerra de Vietnam, una época en la que no había ni ganadores, ni perdedores ni héroes, nada era o blanco o negro». Su padre, Kirk Douglas, sí vivió una época en la que existía el bueno y el malo, «durante la Segunda Guerra Mundial». «Prefiero quedarme a medio camino. No soy un santo, pero tampoco un pecador».

Eva Longoria y Kiefer Sutherland acompañan a Douglas en «La sombra de la sospecha». «Son grandes profesionales, rápidos, disciplinados y tienen muchas aptitudes. Me sorprendió bastante la soltura de Eva con las armas. Seguro que su dominio se debe a que es de Tejas», bromeó.

Demócrata convencido, Douglas aprovechó la presentación para defender sus ideales políticos. Para el actor, durante el mandato de George Bush hijo «el antiamericanismo ha aumentado» considerablemente. «Ha cambiado la actitud del resto del mundo hacia mi país. Vivimos tiempos difíciles en los que Estados Unidos o debe asumir más responsabilidades o aislarse. Creo que no interesa que se aísle». El terrorismo se ha convertido en «un cáncer, un activo que hay que conseguir erradicar».

¿Cómo compagina la producción con su trabajo como actor o de promoción? «Soy un ciudadano del mundo muy afortunado. He tenido suerte en la vida, por eso me gusta dar algo a cambio. Si puedo ayudar a llamar la atención sobre algún tema, lo hago. Soy feliz participando en mi comunidad». Un deseo que incluye Mallorca y que, por una vez, implicó trasladar una gran producción hollywoodense hasta la Isla.