Aunque con sus más y sus menos, afortunadamente la meteorología acabó respetando este primer encuentro musical que con el mestizaje sonoro pretende unificar culturas. Y eso que hasta los bomberos tuvieron que intervenir la mañana del concierto, para achicar el agua y adecentar el velódromo de Son Moix para que el festival pudiera realizarse.
Horas antes del inicio, no parecía éste el único contratiempo, ya que la lluvia volvió a hacer acto de presencia, pero ni mucho menos con intensidad suficiente para hacer peligrar el evento. Una lluvia que tampoco quiso perderse el acontecimiento y visitó los últimos minutos de la primera actuación, la de Dinamo, obligando a recortar algunos minutos de esta propuesta manufacturada en nuestra Isla que con cierta originalidad y buen gusto y frescura circula por los senderos del Latin Ska con la validez suficiente para que su trabajo se materialice en un primer álbum.
Quizá podría parecer excesiva la preocupación y previsión adoptada por la organización, sobre todo en cierto sector de un público que aún escaso había respondido con mayor timidez de la esperada a la cita. Pero como bien dice la sabiduría popular, más vale prevenir que curar, y con esta premisa ahí nos quedamos hasta que sobre la medianoche «Ingravitto» arrancaba los primeros compases de lo que acabaría por convertirse en la fiesta de Macaco.
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