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EFE|VENECIA

Los españoles Daniel Sánchez Arévalo y Jorge Sánchez Cabezudo mostraron ayer en Venecia su pasión por contar historias, algo nada fácil de ver en el cine hoy en día, sobre todo después de la proyección de algunas de las películas sin argumento que han pasado ya este año por la Mostra. «AzulOscuroCasiNegro», de Arévalo, y «La noche de los girasoles», de Cabezudo y protagonizada por la mallorquina Judith Diakhate, se presentaron en la Jornada de los Autores, una sección donde se proyectan las películas de las promesas del cine. Los dos jóvenes madrileños han debutado así en el extranjero; los dos lo han hecho con una ópera prima; y los dos han tenido éxito, según los aplausos recibidos tras las proyecciones.

Con esas semejanzas no es de extrañar que los dos coincidan en que la clave de su éxito es haberse dedicado al arte de contar historias en lugar de abordar la «pirotecnia» de los efectos especiales, o de los «experimentos e instrospecciones» que muchas veces alejan al público del cine. «El espectador busca que se le meta en un mundo y se le cuente algo; lo agradece mucho cuando ocurre», comentó Sánchez Arévalo, que cree que «se está desacostumbrando» al público actual a ver ese tipo de cine en favor de una «piroctecnia vacía de contenido». Parecidas palabras empleó Sánchez Cabezudo: «A la gente le gusta sentarse y que le cuenten historias. Y la gente lo agradece».

«Tanto la película de Daniel como la mía, son narraciones de personajes que nos podemos cruzar por la calle y son historias, que a pesar de la estructura, son sencillas, porque lo que cuentan son hechos sencillos», dice Sánchez Cabezudo. Precisamente, ese ha sido uno de los elogios que él ha recibido por parte del cineasta y crítico de cine italiano Emidio Greco, quien alabó «la magnífica calidad narrativa de la película». Otro de los protagonistas ayer en Venecia fue el director Darren Aronofsky, que presentó «The fountain» junto a sus protagonistas.