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PAULA GIRART

Un ambiente selectivo, un concierto privado y exclusivo con sabor a delicatessen. No podía tratarse de nadie más que el carismático Willy Deville, invitado especial del primer concierto que se celebró en el agroturismo Cap Vermell en Artà. El vocalista internacional David Keyes en el violoncelo y Jeff Levine en el piano ofrecieron unos acordes para recibir en el escenario al artista invitado Willy Deville. El trío acústico comenzó el repertorio, que titularon «Heaven stood still» en referencia a una de las canciones más populares de Deville. La gente aplaudía eufóricamente y el cantante comenzó su extenso repertorio con canciones como «Betty and Dupree» o «It's too late, she's gone».

Los años no pasan para Deville. Superando ya la barrera de los cincuenta, el sentimiento y el alma del dandy de Nueva York todavía vibraban con gran furor entre el público, reducido y exclusivo, entre el que se encontraban grandes personalidades, tanto internacionales como nacionales, que seguían ansiosamente el rythm and blues de las primeras canciones.

El repertorio se fue animando con un balanceo de soul, blues y el más puro rock and roll, que protagonizaron la noche con canciones de toda la trayectoria de Deville. Desde la mítica «Mixed Up Shook Up Girl», de su primer disco con el grupo americano de los setenta Mink Deville, hasta las piezas de su primer disco en solitario «Victory Mixture», que le abrió las puertas como cantante reconocido internacionalmente. Durante las cerca de dos horas de recital, Deville devolvió al público presente a la movida estadounidense de los setenta en la que también formaron parte Ramones, Sex Pistols, Television o Patty Smith, entre otras formaciones.