Convertidos en inseparables sobre el escenario desde el éxito de «La extraña pareja», espectáculo que permaneció en cartel cinco años, Paco Moran y Joan Pera han obtenido similar repercusión con sus sucesivos montajes, «La jaula de las locas», «¡Mamaaá!» y, ahora, «Matar al presidente», trabajo que ayer ya presentaron en el Auditòrium, donde podrá verse hasta el domingo.
El dúo cómico presentó ayer en rueda de prensa esta adaptación de «Le contrat», de Francis Veber, «la comedia más difícil que hemos hecho hasta ahora porque no es nada cómoda. No se trata de la típica comedia de tresillo, que te sientas y no paras de contar chistes. En esta obra el ritmo es trepidante», explicó ayer Joan Pera. Y es que, ¿se puede imaginar dos personajes más incompatibles que un asesino y un suicida ocupando la misma habitación de hotel?
Pera reconoció que el hecho de relacionar a dos personajes antagónicos siempre ha funcionado muy bien en escena. Para Moran, que recordó que en su última visita a la Isla se rompió una pierna que le apartó unos meses de los escenarios, esta circunstancia «brinda la oportunidad de improvisar». De hecho la obra se estrenó hace dos años en el Teatro Condal y desde entonces, explicó, ha crecido a través de la espontaneidad en unos veinte de minutos con «morcillas de cosecha propia, bueno más que morcillas, son colaboraciones con el autor (risas), ocurrencias que se generan en cada nueva puesta en escena».
Angel Alonso dirige esta comedia que «se hace próxima al espectador a través de lo cotidiano», apuntó Joan Pera, «es como un vodevil sin señora , pero con un rifle de verdad», bromeó y recalcó que el suyo es un humor «que se basa en los personajes y no en el chiste fácil», un humor que «no necesita parodias ni críticas políticas».
Joan Pera se refirió también a las críticas que ha recibido Pepe Rubianes, que actuará la próxima semana en diferentes escenarios de Mallorca, señalando que «hay libertad de expresión, pese a que hay algunos intentos y conatos por limitarla». En este sentido, manifestó que «es imprescindible mantener la libertad de expresión de cara al futuro y porque la libertad de expresión significa no estar de acuerdo con el otro y, sin embargo, repetarle».
Asimismo, el actor catalán apuntó que, «al margen de estar o no de acuerdo con sus ideas, no es justo lo que le están haciendo a Rubianes». «Supongo que debe de haber una segunda intención», añadió, «ya que gente como Rubianes y Leo Bassi siempre han jugado este juego, así como Boadella, que nunca ha sufrido esta serie de amenazas». Por otra parte, declaró que la falta de unidad del colectivo de actores en este tipo de situaciones se debe a que esta profesión «tiene una carga importante de vanidad» y añadió: «Nos queremos y nos odiamos a la vez, nos cuesta mucho alegrarnos del éxito de los otros».
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