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JOAN CABOT

El carácter del festival PING, que durante los próximos diez días va a tener lugar en Sa Taronja de Andratx, se mide en pequeños detalles: Tina Horne inauguró el acontecimiento subida sobre una silla. Uno de tantos detalles entrañables en el mejor sentido de la palabra y que te demuestran que no estás ante el clásico acontecimiento cultural. PING es otra cosa. Algo que destacó la cónsul alemana Karin Köller: «Me ha sorprendido el tipo de exposiciones y actividades que se pueden ver aquí. Se trata de arte experimental, nada que ver con lo que suelo ver en galerías. Además es muy interesante la experiencia de intercambio entre artistas alemanes y de las islas».

Este año, el de la tercera edición, Alemania ha sido el país invitado. El miércoles la actuación estrella era la de la thereminista Barbara Buchholz, que presentaba en la isla su recién publicado nuevo disco. Horne destacó que el intercambio entre artistas locales y foráneos es uno de los grandes objetivos de la cita. Si en las dos ediciones anteriores la experiencia contó con creadores belgas, ahora y durante dos ediciones les toca a los alemanes. También agradeció los apoyos del Ayuntamiento de Andratx, el Consulado Alemán y el Consell de Mallorca en esta nueva edición del festival. Una cita que en su primer día al menos contó con la asistencia de unas cuatrocientas personas, repartidas por los diferentes espacios de Sa Taronja.

Entre los artistas isleños que han colaborado con la cita destacan la fotógrafa Bárbara Vidal y la performance de Isabel Castro. También la de músicos como Invaders y Valentín de Moreda. Durante la inauguración, además del concierto de Buchholz, sorprendió la propuesta del artista alemán Ira Marom: una performance en que la música modificaba una obra compuesta de proyecciones y arena. Todo en un buen ambiente: alejado del elitismo y con los pies en el suelo. El arte hay que tocarlo. Y a veces, también estropearlo un poco.