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LAURA MOYÀ

Jose Mari, un niño de diez años de una barriada pobre, sufre abusos sexuales por parte del señor Ribas. El caso cae en manos de un juez que empieza a tirar de la manta. A partir de ese momento, todo se desborda. Éste podría ser, a priori, el resumen de Hamelin, de Animalario, una obra escrita por Juan Mayorga que, a primera vista, denuncia los casos de pederastia. Sin embargo, la historia va más allá, habla de los prejuicios, de abusadores y abusados, del lado oscuro que todos escondemos, de la sociedad que estamos construyendo.

El montaje se presentó ayer en el Auditòrium, donde hoy podrá volver a verse, y mañana se escenificará en el Teatre d'Artà. Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Nathalie Poza, Nieve de Medina, Javier Gutiérrez, Roberto Àlamo y Andrés Lima, que también dirige, protagonizan un cuentacuentos que obliga al público a participar.

`No decimos quiénes son las ratas, dejamos que el espectador decida», según Lima. Las palabras son «el vehículo para contar el cuento», la escenografía, lo de menos, por eso está casi vacía. ¿Cómo se interpreta a un niño de 10 años con treinta y tantos? «Da muchos quebraderos de cabeza. Al final, opté por no pensar y dejarme llevar. No imito a un niño, si no que adopto su punto de vista. He recuperado mi parte infantil, un viaje muy bonito», según Alberto San Juan, Jose Mari en la ficción.

HAMELIN Animalario. Hoy en el Auditòrium y mañana en el Teatre d'Artà. 21.00 horas y 20.30 horas, respectivamente. 30 E