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R.C.

Amigos y compañeros de profesión se dieron cita ayer en el tanatorio de Bon Sosec para dar el útimo adiós al pintor John Ulbricht, fallecido en la madrugada del pasado jueves en Galilea, desde donde pintó el paisaje mallorquín con un visión única. John Ulbricht nació en La Habana en 1926, pero a los seis años se trasladó a Estados Unidos. Entre 1946 y 1950 estudió en el Instituto de Arte de Chicago, donde conoció a su futura mujer la también pintora Angela von Neumann. Desde ese instante, el matrimonio se convirtió en un tándem inseparable que compartía tanto el estudio como su amor por el arte y por Mallorca, donde se instalaron en 1954 tras recorrer Europa visitando los museos más importantes del continente. Ayer sus hijo Joan y Saskia Ulbrich le recordaba con estas palabras. «Allá donde esté nuestro padre, seguro que está pintando».

Muchas caras conocidas se dejaron ver ayer por el tanatorio del Bon Sosec, entre ellas las de la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, que acudió acompañada del concejal de Cultura, Rogelio Raújo. También estuvo presente el escritor Gabriel Janer Manila, presidente del Institut d''Estudis Baleàrics, que escribió hace treinta años un libro de conversaciones con Ulbricht.

La pintura de Ulbricht siempre fue fiel a la temática del paisaje, a las naturalezas muertas y al retrato, de figuras como Camilo José Cela, Robert Graves, Azorín o Joan Miró. Tras unos años de experimentación, la pintura de Ulbricht se adscribió a la abstracción, integrándose en el grupo Es Deu des Teix, , con una estética pareja a la que tuvo el Grupo Ibiza 59. Su etapa informalista finalizó en 1963.