La XVIII Setmana del Llibre en Català se abrió ayer en su nueva ubicación, el patio de La Misericòrdia, con un pregón a cargo de la escritora Antònia Vicens poco optimista. Con frases como «la literatura catalana debería ser soberana cada día» o «las cosas tienen que ir mal para que, año tras año, se tenga que celebrar este evento», se levantó el telón de una iniciativa que en esta edición cumple su mayoría de edad.
Este hecho no pasó desapercibido para nadie, ni para Vicens, que admitió que Balears no es «un país normalizado» y advirtió que los que lleguen a Mallorca no encontrarán «una tradición cultural fuerte» para que así se puedan «integrar» en ella. La escritora prosiguió con un pregón crítico y cargado de alusiones a las autoridades que estaban presentes. Así, Vicens dijo que la lengua catalana «arrastra una especie de convalecencia» que tiene un «reconstituyente que existe», pero que «no se le da». Por este motivo pidió al Govern que la mantenga «vigorosa» a base de una «Llei de Normalització Lingüística».
Vicens, que incluyó en su discurso las figuras de Ramon Llull y de Guillem Torroella, acabó apuntando que «leer en la propia lengua devuelve el orgullo tantas veces vejado por el hecho de no poder vivir como un mallorquín en Mallorca. El conseller de Educació i Cultura, Francesc Fiol, acudió a la inauguración junto a Marián Colom, presidenta del Gremi de Llibreters de Mallorca; Miquel Julià, director insular de Política Lingüística; Miquel Melià, director general de Política Lingüística y Guillem Ginard, director Insular de Cultura del Consell.
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