El Institut d'Estudis Catalans (IEC), la autoridad lingüística de la lengua catalana, acaba de presentar la edición actualizada, ampliada y mejorada deDiccionari de la Llengua Catalana, publicado en 1995. La fecha coincide con el centenario de la institución. El nuevo diccionario consta de 1.840 páginas y tiene un precio de 69 euros. En 1932, cuando el catalán pasó a ser oficial, el entonces presidente de la sección filológica del IEC, Pompeu Fabra, quien había empezado a ordenar las normas en la expresión del catalán, llevó a cabo la publicación deDiccionari general de la llengua catalana (DGLC). El presidente de la sección filológica es ahora Joan Martí.
-¿Cuál ha sido la magnitud del trabajo realizado durante la confección del nuevo diccionario?
-En esta segunda edición hay 2.500 artículos más y llega a unos 69.000. Todos han sido totalmente revisados, en la forma y en la valoración de si debían continuar o suprimirse, y si era necesario añadir alguna nueva definición. Doce años de trabajo pueden parecer un período muy largo, pero hay que tener en cuenta que para cada artículo se ha elaborado un amplio informe con ejemplos y documentación.
-¿Qué tipo de diccionario es?
- Este diccionario no es personal, de un solo autor, ni tampoco de un equipo editorial. Es un diccionario académico, en el que intervienen muchos especialistas que se han coordinado y puesto de acuerdo. La corporación tiene más de 150 miembros.
-¿Qué significa que es un diccionario normativo en vez de descriptivo?
-Quiere decir que hay una selección más acentuada de las formas que en un diccionario descriptivo. Un diccionario de uso o descriptivo incluye las formas documentadas, sean consideradas correctas o no. Un diccionario normativo debe eliminar las formas que no son correctas. Mucha gente encontrará que faltan formas e incluso que sobran otras. Todo lo que no está en un diccionario normativo, no significa que no sea correcto. Por ejemplo, no se encuentra en él toda la variación dialectal. El IEC trabaja en ello, está haciendo el atlas lingüístico del dominio catalán y estudia toda la variación de los dialectos del habla catalana.
-¿Cómo se han seguido los criterios establecidos por Pompeu Fabra?
- Los criterios de Pompeu Fabra son de una lógica incuestionable y siempre se deben seguir. Él valoró qué catalán se hablaba, la historia de las palabras, su documentación histórica y la solución que aparece en las obras literarias de calidad. Estos criterios se intercomplementaban aunque ninguno era definitivo totalmente. Nosotros hemos tenido en cuenta el catalán que se habla en la calle, la historia del léxico, la categoría de las formas y si han sido utilizadas por escritores importantes. Además, hemos añadido otros criterios. No es lo mismo que una forma se utilice sólo por jóvenes, en una gran extensión o pequeña, en un grupo social o en varios. Cuando se elabora un diccionario es importante ser muy ponderado. Un diccionario no es nunca algo definitivo. Se puede reservar una forma para una edición futura.
-Los diccionarios siempre aumentan, no disminuyen.
-La vida se enriquece de nuevas experiencias que comportan conceptos nuevos. La lengua es siempre el reflejo de la cultura y de la vida social. Hay formas que se dejan de utilizar pero siempre hay que dar la oportunidad al hablante de si, por ejemplo, lee una poesía de Verdaguer o Maragall, o la prosa de Josep Maria de Sagarra, encontrar formas que ya no se utilizan. Y tiene el derecho de entenderlas. Un diccionario normativo no puede prescindir de determinadas formas que han sido relevantes en el pasado.
-En la primera edición de 1995, algunos filólogos se quejaron de que el DIEC no aprovechara las aportaciones de otros diccionarios, como el Alcover-Moll.
-No es que no los considerásemos. Fuimos a mirar incluso en otros idiomas. Miramos todos los fondos léxicos de las principales lenguas románicas y, de una manera muy especial, lo que hay en los mejores diccionarios de la lengua catalana. Hemos tenido muy en cuenta el diccionario de Alcover-Moll, aunque es un diccionario más bien descriptivo. Es en realidad un tesoro, un conjunto de diccionarios ya que es descriptivo, histórico, fonético, etimológico...Un diccionario normativo no debe tener tantas pretensiones.
-¿Cómo se han tratado las incorporaciones que proceden del inglés y de las nuevas tecnologías?
-Hemos partido de un criterio que procuramos que sea inflexible. Cuando hay que incorporar un préstamo, procedente de una lengua extranjera, lo primero que hay que hacer es ver si es imprescindible o no, y si la lengua catalana tiene los recursos propios para generar una forma nueva.
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