Damià Ramos, sobre la muralla renacentista que hace esquina con el puente. Foto: TERESA AYUGA

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MARIANA DÍAZ

El hallazgo del puente renacentista de la Porta des Camp se completó ayer con nuevos descubrimientos. Las catas que realizan los arqueólogos Mateu Riera y Damià Ramis han sacado a la luz diversos elementos que completan la arqueología de la zona, elementos que se han encontrado en muy buen estado de conservación. Se trata de un gran lienzo de la muralla renacentista; del séptimo arco del puente; de la intersección de éste con la muralla y de un pavimento. Todo ello datado antes de 1606. «Las catas se hacen para tener una visión más completa de los restos arqueológicos con vistas al proyecto de rehabilitación», comentaba ayer Damià Ramis. El derrumbre de las viviendas militares del Baluard des Príncep permitió encontrar el puente de entrada a la ciudad por la Porta des Camp, una de las seis que franqueaban el acceso intramuros.

La existencia del puente era conocida históricamente, pero ahora ha salido a la luz. Los vecinos de las viviendas utilizaban el espacio de los vanos de los arcos como almacenes. Aún hoy se puede ver en el interior de uno de ellos un aplique de pared, un foco que daba luz a uno de estos sótanos, lo que permite corroborar que los edificios se construyeron sobre el puente renacentista. En principio, una vez descubierto, sólo quedaron a la vista seis arcos, pero las catas no sólo han permitido descubrir el séptimo arco, sino el otro lado del puente. «Uno de los objetivos era encontrar la otra cara del puente para comprobar la anchura», explicó ayer Damià Ramis, que es de unos cinco metros. «Se sabía que el puente estaba y sólo hubo que buscarlo», apuntó a esta soberbia construcción de hace cuatro siglos. La sorpresa fue hallarlo en tan buenas condiciones.

En cuanto a la muralla renacentista original, se encontró ayer en otra de las catas, y se puede ver que su recorrido llega perpendicular hasta el baluarte incluso en estos momentos, cuando está enterrada. Éste lienzo de muralla no se debe confundir con un muro que ahora está a la vista y se construyó en el siglo XX. Pero no sólo se ha encontrado la muralla, sino también su intersección con el puente, que despegaba de aquella. Y es en este punto donde se sitúa el séptimo arco. Finalmente, ayer se limpiaba un pavimento de grandes cantos rodados también en perfecto estado sobre el que los arqueólogos aún no han podido afirmar si pertenecía al puente, del que se conservan hasta las canaletas de desagüe o a una de las aceras del mismo. Con estos hallazgos, explicaba ayer a este diario un experto, se demuestra que es factible su recuperación e integración en el proyecto de rehabilitación de la zona del Baluard del Príncep.