«El clásico te deja hablar de cosas actuales, precisamente por eso es un clásico», dice Josep R. Cerdà, director artístico de la compañía Teatredequè. Después de representar Un enemic del poble, de Henrik Ibsen, la formación vuelve a los escenarios con otro clásico: Tío Vania, de Antón Chéjov, que se ha adaptado con el título de Vania. Como curiosidad, la innovación tecnológica ha tenido presencia en este trabajo, ya que el equipo ha creado el blog http://vaniateatredeque.blogspot.com para mostrar fotos y vídeos de los ensayos e interaccionar con sus seguidores.
En el proceso de adaptación al lenguaje escénico actual, Cerdà ha intentado «difuminar los aspectos temporales y espaciales que hacen referencia a la Rusia del siglo XIX». Además, ha eliminado algunos papeles y ha integrado sus discursos en otros personajes, de manera que «no se pierda ninguna parte de la historia y, a la vez, se concentre la acción y llegue de manera directa». Con todo, se han conservado los nombres originales, aunque se han simplificado, para que el espectador los tenga más fáciles de identificar.
Como es habitual en las obras de este autor ruso, los personajes son mediocres e infelices y, además, en esta ocasión se crean diferentes triángulos amorosos entre ellos. «A medida que hemos ido ensayando, nos hemos dado cuenta de que el sexo y el deseo son más importantes de lo que parece, y que, en el fondo, los individuos se mueven por eso», afirma Cerdà. El suicidio y el asesinato también están presentes en la obra y, aunque son elementos dramáticos, están planteados desde una visión muy cómica. «Esa es una de las cosas buenas de los clásicos, que siempre te quedan cosas por descubrir y conocer», asegura Cerdà.
En esta ocasión, el director ha optado por escoger actores más jóvenes que los personajes, como elemento que acerca la obra a los tiempos actuales. «Hemos bajado la edad una media de 10 años, porque hoy en día vivimos la crisis de los 50 años a los 30», afirma Cerdà. Así, el equipo está formado por Guillem Simó en el papel de Vania, Eva Torras en el de Sònia, Maria Bauçà en el de Ielena, Miquel Torrens en el de Àstrov y Miquel de Marchi en el de Serebriàkov.
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