En el bello marco de localidad francesa de Prades de Conflent tuvo lugar el pasado jueves el concierto inaugural de la 56 edición del Festival de Música Pau Casals, a cargo de la Orquestra Simfònica de Balears 'Ciutat de Palma'.
La solemne abadía románica de Saint Michel de Cuixà fue el escenario para los cerca de 50 músicos de la formación balear, que se desplazaron el pasado miércoles hasta Francia para interpretar un completo repertorio con el que, además, se rindió homenaje al músico Pau Casals, exiliado a este pequeño pueblo, que hoy cuenta sólo con cerca de unos 500 habitantes. «Invitar a la Simfònica es un gesto simbólico para recordar el período de Pablo Casals, porque desde 1950 y, durante años, programaba conciertos de orquesta; si había 14, siete de ellos eran sinfónicos», explicó el director artístico del festival Michel Lethiec.
El espacio en el que se celebró el recital cuenta con más de mil años de historia y es considerado uno de los monumentos más importantes de la zona. Los conciertos continuarán hasta el 13 de agosto.
La Orquestra Simfònica de Balears, ubicada en el altar de la abadía, se presentaba ante 480 personas, que asistían a la inauguración del festival de música de cámara. En un primer momento, el repertorio previsto para la actuación arrancaba con Tocata y fuga en Re menor, de Johann Sebastian Bach, para continuar, antes del descanso, con la Sinfonía nº 1, de Beethoven, y despedirse, finalmente, con el Doble concierto para violín y violonchelo en La menor, de Johannes Brahms. Sin embargo, Michel Lethiec explicó que el programa se modificaba y que la obra de Beethoven clausuraría el concierto con el objetivo «de tratar de equilibrar la velada» y puntualizó: «Hemos decidido dejar para el final la Sinfonía nº1, de Beethoven, que, además, es una obra magnífica", explicó. La agrupación, junto al director titular Philippe Bender, interpretó el mismo programa que el pasado martes durante el último concierto en el Castell de Bellver. La expectación creada por el recibimiento de una formación mediterránea originó un auténtico 'lleno'.
La Simfònica subió al escenario con ganas y el resultado fue notablemente valorado por el público. Durante el descanso, algunas de las personas presentes aseguraron que el resultado fue mucho más brillante que en Bellver. Los solistas Pierre Amoyal y François Salque actuaron de nuevo junto a la orquesta. Sobre ellos, el director artístico aseguró: «Tengo vínculos personales con Pierre Amoyal y François Salque es un símbolo extremadamente importante para el festival, ya que vino a la academia de Prades con 13 años y se ha convertido en uno de los violoncelista más importantes de su generación».
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