A medida de las grandes estrellas

La gira Premonición es, seguramente, el espectáculo más trabajado y brillante de la carrera del músico. Durante las dos horas que dura el concierto, David Bisbal pisa el escenario como nadie, acompañado por una completa banda de músicos, que en ningún momento queda en un segundo plano, sino que junto al intérprete ofrecen uno de esos trabajos ante los que el público no puede más que rendirse desde la primera hasta la última nota.

El repertorio y la puesta en escena del concierto son, según la organización, los mismos en cada una de las actuaciones que realizará durante su gira hasta el próximo mes de septiembre.

Calentando voy es el tema con el que el músico salta al escenario. Nunca mejor dicho, ya que el artista de Almería aparece como de la nada, para sorpresa de sus seguidores, entre los que también se encontraban mallorquines como Rosa Guillen, de la delegación balear del Club de fans.

Y así fue, Bisbal fue 'calentando' su voz y animando al público con la interpretación de temas como Amar es lo que quiero, Qué tendrás o Premonición, en un show donde no faltan todo tipo de efectos de luces y especiales, como fuegos, y que cuenta con un total de cinco pantallas que, además, de los videoclips, retransmiten primeros planos de los músicos y del cantante, que llega a cambiar su vestuario hasta tres veces durante sus multitudinarios conciertos.

En la gira le acompañan, además de 70 profesionales, un total de seis trailers en los que transportan todo el material técnico, entre el que se encuentran dos grandes grúas y dos torres de luces.

Además, de la presentación de los temas de su último trabajo, Bisbal regala al público algunas de las canciones más importantes de su carrera como Oye el boom, Ave María, Quiero perderme en tu cuerpo o Dígale. Sobre esta última, el cantente afirmó: «Esta es una de las canciones más importantes para mi, se me parte siempre el corazón con esta historia musical».

El de Palma, será uno de los 55 conciertos que el artista va ofrecer en los próximos meses durante su gira española y en los que siempre guarda una sorpresa, que suele variar según la ciudad.

David Bisbal derrocha fuerza, es pura energía, y es de esos artistas que no decepcionan aunque su voz no esté al cien por cien, de esos que hacen mover a las masas con el ritmo de sus canciones y con la seguridad con la que logra dominar el escenario. El intérpre es agradecido e inagotable, pese a que suele subir al escenario con el estómago vacío. Un rezo y un grito de guerra junto a sus compañeros, minutos antes de su aparición es suficiente para arrasar vaya donde vaya.

Uno de los momentos de mayor entrega y más esperados de la noche suele llegar con uno de los temas más sonados de Premonición o Quién me iba a decir. Sobre una cuerda extendida a los ancho del escenario, tal y como aparece en la carátula del disco, comienza las primeras estrofas de Quién me iba a decir, sostenido en el aire. Pese a que cada uno de los temas cuenta con una gran preparación escenográfica, llegando al final de su recital, es cuando con Torre de Babel, el conjunto ofrece una de las interpretaciones más extraordinarias, en buena parte, por el acompañamiento de llamaradas y columnas de fuegos artificiales, que consiguen elevar la emoción de quienes se sitúan frente al escenario.

«Descubrí que, a través de la música, se pueden denunciar cosas y que con una pequeña parte de lo que habéis pagado con esta entrada se puede ayudar a que miles de niños de todo el mundo dejen de participar en conflictos armados». Con estas palabras y mostrando sus manos rojas Bibal presentó Soldados de Papel, el tema más emotivo de su trabajo y que cierra la presentación de Premonicion. Sin embargo, fue con la recuperación de Bulería, tema con el que consolidó definitivamente su carrera y disco con el que se estrenó como compositor, con el que tras 120 minutos, y siempre para mal de los seguidores, bajó el telón y el cantante 'desapareció' de escena.