El pianista David Gómez pasa el verano en su casa de Palmanyola y actuará en la Isla. Foto: PERE BOTA

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MARGALIDA AMENGUAL David Gómez tenía sólo 14 años cuando ofreció su primer recital de piano. A sus treinta y pocos, ya ha recorrido los escenarios de buena parte de Europa, Asia Oriental, Oriente Medio, Sudáfrica y América. Ahora, vuelve a Mallorca con varias propuestas musicales: dos conciertos bajo la luz de las velas, uno el 3 de agosto en el Pueblo Español y otro el 10 en la estación del tren de Bunyola, y un recital en el Festival de Música de Puigpunyent.

"Propone dos actuaciones un poco excepcionales, ¿en qué consisten exactamente?
"Los conciertos tienen una iluminación especial. En el Pueblo Español la única luz que habrá será la de 200 velas. Esto viene de mi época en Holanda, donde la gente utiliza mucho las velas. En la estación del tren de Bunyola el piano estará encima de una plataforma en las vías del tren. Empezaré tocando desde lejos hasta estar delante del público. Es una forma muy íntima de crear un ambiente musical y de acercar la música clásica a la gente.

"El hecho de tener tan poca luz, ¿significa que siempre toca de memoria?
"Toco con poca luz y de memoria. Excepto Mozart y Bach, no sé por qué, pero son dos autores en los que necesito tener el papel delante, aunque después ni lo mire. Además, interpreto de manera libre, a veces se me ocurre algo en ese momento y lo hago. Luego a lo mejor me pierdo, pero lo he probado. Porque aunque algunos piensen que la música es matemática pura, no lo es para nada. Es como un soplo de viento, pasa.

"Tocará tangos de Astor Piazzolla y además tiene un disco íntegro suyo. ¿De dónde viene esa admiración?
"La primera vez que escuché a Piazzolla me volví loco y, ahora, es como si fuera algo mío. En los conciertos hay cosas que siempre repito, como los tangos. No puedo dar un concierto sin tocarlos.

"De enero a junio ha viajado mucho, ¿en qué se diferencia tocar fuera o hacerlo en casa?
"Este concierto de las velas para mí es algo mágico, porque toco aquí, delante de la gente que me sigue. Las actuaciones que realizas fuera de casa, te son ajenas, aunque en cierta manera son los mejores, porque estás más relajado, más envuelto en lo tuyo. Cuando hay demasiadas tensiones a veces no es tan bueno. Pero estudiamos para aprender a concentrarnos y para automatizar las cosas y saber responder a la situación. Pero en el fondo es la misma situación. Una vez te sientas en el piano, da igual dónde. Por eso la música es un lenguaje internacional.