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NICO BRUTTI Una puesta en escena por lo menos impresionante. Una actitud más cercana. Una elección de repertorio impecable. Un sonido espeluznante y unos efectos propios de una estrella internacional de las grandes. Una banda multicultural teñida de sabor caribeño, pero también llena de electricidad y pop en estado puro.Un público sobrecogedor, entregado y divertido, feliz y multitudinario. Todo eso se conjugó anteanoche en la plaza de toros de Ciutat, y eso que amenazaba lluvia, para ver a Alejandro Sanz.

Más de 7.000 almas, en su mayoría femeninas, rindieron tributo a este madrileño que viene currando duro desde hace más de quince años. Todos le hicieron sentir que su ausencia de tres años es muy notoria, que no estaría mal que sus vueltitas por la Isla fuesen un poco más seguidas.

Que, a pesar que su nuevo disco, El tren de los momentos, no es lo que tantas esperaban, Alejandro Sanz tiene el carrete muy largo para crear un set con variedad, emoción, sentimiento, alegría y movimiento. Y es lo que precisamente hizo. Repartió y mezcló sabiamente canciones de su último disco con parte de su extenso repertorio, donde no faltó Quiero morir en tu veneno, La fuerza del corazón, Amiga mía o Y si fuera ella. Un párrafo aparte para Corazón partío, canción donde público y artista se conjugaron a tope, donde se disfrutaron y se agradecieron, donde todas las partes se pusieron de acuerdo (incluso los nubarrones que presagiaban tromba) para sacarse el mayor provecho.

Allí estuvo la clave del concierto, más allá de puestas en escena fastuosas y super banda a bordo.