La Reina acudió ayer por la noche a ver la representación de Giselle, que el Ballet de Moscú escenificó en la Sala Magna del Auditòrium. Doña Sofía estuvo acompañada por el matrimonio Froucheau, sus grandes amigos, con quienes estos días ha compartido diferentes veladas culturales en el ballet y, también, salidas con todos sus nietos.
Antes de acceder al Auditòrium, la Reina fue recibida por un grupo de ciudadanos que la aplaudieron a su llegada, escena que se repitió en la entrada del escenario palmesano.
Un pequeño problema con el protocolo hizo que la Reina entrara al recinto por una puerta que no era la correcta. El equívoco provocó que la familia Ferragut, propietaria del Auditòrium, tuvieran que recolocarse rápidamente para poder saludar a doña Sofía de forma correcta.
Es la tercera vez que la Reina asiste al ballet durante estas vacaciones. Hace una semana, presidió la gala a beneficio de la fundación que lleva su nombre y que protagonizó Angel Corella, mientras que el pasado sábado se decantó por La Sylphide, que representó el Boston Ballet, del que disfrutó con los pequeños de Marivent. El Ballet de Moscú, de gira por Balears, presentará hoy en el mismo escenario El lago de los cisnes y repetirá obra mañana en el Auditòrium Sa Màniga y el domingo en el Auditori d'Alcúdia.
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