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MARIANA DÍAZ Pinturas sintéticas, plásticos, materia orgánica, vídeo y hasta excrementos son algunos de los elementos con los que los artistas dan forma a sus obras de arte contemporáneo, materiales muy distintos si pensamos en la pintura y escultura 'tradicionales'. Todo ello plantea un reto a los restauradores y conservadores de las piezas y sobre este asunto ha organizado un ciclo de conferencias la Fundació March en su museo de la calle Sant Miquel de Palma. Emilio Ruiz de Arcaute, restaurador de la Diputación Foral de Àlava y del museo Artium de Vitoria, interviene esta tarde a las 19.00. ¿Es más duradera la pintura de Leonardo de Vinci que será la de Picasso? ¿Cuánto sufre la escultura El peine del viento, de Chillida, enclavada casi entre las olas del cantábrico vasco? Ruiz de Arcaute planteó ayer, en su primera intervención, estos interrogantes cuando planteó los problemas que encuentra el restaurador de arte contemporáneo, un oficio que «como la medicina», pone hincapié en la «prevención, en evitar los riesgos», en la «investigación, en «ensayar tratamientos y ver cómo se comportan los materiales» y en «ser muy respetuosos».

Los restauradores saben que el arte de hoy es el arte que corresponde a la sociedad en la que vivimos. En arte «hoy todo se utiliza y no todo se ha concebido como material de creación plástica», por lo que se «plantean muchos problemas». Por ejemplo, un artista, por desconocimiento, puede utilizar en una misma pieza «materiales contradictorios», es decir, que uno destruya al otro. Por ello, los restauradores se mantienen siempre en contacto con los artistas para conocer el qué, el porqué y el cómo.

Cuando Barceló, «que busca materiales estables», inauguró la Capilla de Sant Pere de la Seu contó que dejaba escrita la información sobre los pigmentos usados en el mural cerámico, en vistas a una restauración figura.

Fue el propio Chillida quien encontró la forma de luchar contra la corrosión «brutal de la niebla salina» que ataca El peine del Viento, una escultura que hizo con un material que nació para la fabricación de railes de tren, el acero corten.

Y según Ruiz de Arcaute, una restauración desafortunada de un cuadro de Miró que tiene otro gemelo, los que pintó para sus nietos Emilio y David Fernández Miró, ha llevado a que, aunque dicha restauración fue revisada, la tela nunca haya recuperado su azul original, «lo que se aprecia cuando ambos cuadros están juntos».