Música creada por uno de los más grandes compositores de la historia, el masón Wolfang Amadeus Mozart, y un espacio de recogimiento recreado para la ocasión en la Sala Magna del Pueblo Español, fueron los puntos de partida de un acontecimiento histórico.
Ayer, pasadas las cinco de la tarde, por primera vez en la historia de las Islas, los masones de Balears abrieron sus puertas a la sociedad explicando con la escenificación de dos tenidas -blanca y fúnebre- qué sucede en el interior de una logia cuando se reunen los masones en sus reuniones (tenidas).
El encuentro se llevó a cabo como colofón a los actos del XV aniversario de la Gran Logia Provincial de Balears y en el mismo participaron representantes de las diez logias que existen en la Comunitat Autònoma y que reúnen a más de 400 masones.
El narrador de los acontecimientos, José Antonio del Haro, explicó a los presentes en este acontecimiento histórico que «hemos querido invitarles a todos ustedes para que puedan asistir a una parte de algunas de nuestras ceremonias» y puntualizó que la distribución de la sala, «intenta recrear un templo», aunque por razones obvias sólo se colocaron parte de los símbolos y ornamentos de la masonería: la escuadra, el compás, el mazo, el cincel y el libro sagrado, además de numerosos cirios azules, rojos, negros y blancos.
«Deben tener en cuenta que las partes que verán, tanto los comentarios como los movimientos, han sido extraídas de su contexto habitual y preparadas para estos actos», apuntó el narrador.
La ceremonia, dentro de un ambiente de recogimiento, derrochó luz sobre la simbología utilizada por los masones, dirigida en todo momento por el gran maestro de la Logia Provincial de Balears, Manel Rull, cuya silla estaba ubicada en el este «donde sale el sol», acompañado del primer vigilante, colocado al lado del venerable maestro, y del segundo vigilante, ubicado frente a la máxima autoridad de la logia.
Uno de los momentos más impactantes de la ceremonia fue la entrada de los miembros de la logia, los aprendices, los compañeros, los maestros y el gran maestro, y, posteriormente, uno por uno, la salida de los grandes maestros de las diez logias de las Islas, además de los invitados masónicos pertenecientes al Temple o a los Caballeros de Malta, con sus vistosos ropajes de época.
Otro de los puntos centrales del acto fue el momento en el que el venerable maestro leyó un texto en el que hizo una alegoría sobre un sabio y un joven que recogía estrellas de mar en la playa. «No se pueden salvar todas las estrellas de mar, pero si que podemos salvar alguna», pronunció Rull.
Aunque, sin duda, el momento más emotivo fue cuando se pasó de la tenida blanca (abierta) a la tenida fúnebre, ceremonia de despedida a los «hermanos masones que han pasado a decorar las columnas del oriente eterno» (fallecidos) apagando simbólicamente una vela negra y encendiendo una vela blanca.
Una silla cubierta con una tela negra simbolizaba a los hermanos fallecidos durante los quince años que hace que se fundó la Gran Logia Provincial de Balears, de los que se leyó su nombre uno a uno.
El acto concluyó con la retirada de los integrantes de la logia, en procesión, detrás del gran maestro.
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