«Mi arte encaja bastante bien con los valores estéticos orientales», explica el pintor Carlos Morell, después de haber participado en dos exitosas experiencias artísticas en China, un país que le fascina y que ha recibido sus obras con los brazos abiertos.
Su relación con China comenzó en 2006, cuando el artista diseñó un programa de intercambio cultural y lo presentó a la Conselleria de Inmigració. Paralelamente a este proyecto, el artista estableció una serie de contactos que le han permitido exponer en Shanghai en dos ocasiones.
Su primera muestra se celebró en junio de 2007 en una exposición en el Museo de Art Liu Hai Su de Shanghai. El pasado mes de noviembre, el artista regresó al gigante asiático para participar, invitado por el Instituto de Pintura y Escultura de Shanghai, en la Feria de Arte de la ciudad china. Pero su aventura asiática no ha terminado todavía. De momento, el Museo de Arte Contemporáneo de Shanghai ya le ha encargado una exposición, que se celebrará «en un plazo de dos o tres años».
El trabajo de Carlos Morell encuentra su inspiración «en un mundo de simbologías muy personales e irreales». Al margen del arte convencional y las modas, el pintor prefiere «seguir los dictados de mi propia intuición a las estructuras impuestas por la tradición artística». Una filosofía que traslada a la hora de enfrentarse al lienzo, de forma casi automática. «Prefiero no preparar bocetos y liberar mi imaginación para hacer aparecer formas y colores de manera espontánea». El resultado es un universo poblado de animales fantásticos, que el autor presenta en un estilo orgánico, colorista y cercano a los principios de la pintura surrealista.
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